Trump insiste y firma un “nuevo” decreto

Como lo habían anunciado, el presidente Donald Trump y su equipo de asesores volvieron a presentar un documento regulatorio de entrada a Estados Unidos, instrumento que afecta, según los proponentes, a los potenciales terroristas y no a quienes pertenecen a la cultura islámica. Vale aclarar que, al hablar de cultura islámica, normalmente se incluye el profesar la religión musulmana, ya que la ley así lo dictamina.

La iniciativa que se firmó el 6 de marzo se aplicará desde el 16 del mismo mes, con lo que se busca dejar sin efecto el veto que el juez James Robart impuso al primer decreto anti migratorio, firmado el 27 de enero. La puja entre el Poder Ejecutivo y un sector del Poder Judicial se puede agudizar, y lo que resulte de ella podrá servir como parámetro para medir la salud y fortaleza institucional de un país que hace evidentes su ya conocida división respecto del trato que recibe el inmigrante.

Señalar la ya conocida división es un llamado a la honestidad, ya que si bien es cierto la actuación de Trump en este sentido es reprochable, no es menos cierto que en la práctica lo que está haciendo es fortalecer o profundizar la “cultura del miedo” contra el extranjero que, a raíz de los hechos del 11 de septiembre del 2001, ha marcado la pauta.

Es importante no perder eso de vista, porque es precisamente el contexto en el que se viene configurando lo que hoy se vive. Los dos decretos que se han firmado, más allá del límite jurídico con el que se encontró el primero y de la potencialidad del segundo, constituyen un buen ejemplo del clima anti islam que priva en buena parte de la sociedad. Es insultante observar que una de las “novedades” del último decreto pretenda ser que Irak está fuera del alcance de la medida, o que las personas cuyas visas están vigentes no son objeto de la norma.

El problema de fondo es la idea de la discriminación, por cualquier circunstancia. En este caso es obviamente hacia el islam, así lo nieguen de forma reiterada. Conviene pensar en las excusas que se utilizan para maltratar a los latinos, a los afrodescendientes, a los asiáticos, en fin, a cualquier grupo que sea diferente y minoritario. La reflexión debe ser profunda, no solo en Estados Unidos; Europa y nuestra Latinoamérica no dan señales de ser tan incluyentes y tolerantes como se cree.

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Fuente: http://revistasic.gumilla.org

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