Hace falta mirar el conjunto de tales hechos y analizarlos en profundidad sin falsos temores y sin ideologías que generan estrecheces y fanatismos. Debemos escuchar el sentir de nuestro pueblo y detectar el clamor de los movimientos sociales.
El proceso electoral de estos meses se da en el contexto del reordenamiento político más significativo de las últimas décadas. Una nueva generación de dirigentes, tensiones distintas, la política “de las causas” y un creciente protagonismo ciudadano marcan los nuevos rumbos.
El despliegue militar y político estadounidense de veinte años no fue suficiente para estabilizar un país marcado por tensiones tribales, altos niveles de pobreza y la gestión de una teocracia misógina y retrograda.
Tras el asesinato de su Presidente, el Estado de este país ha colapsado nuevamente. Sin Congreso, con el Poder Judicial diezmado, con un sistema de sucesión gubernamental ilegítimo y con bandas armadas actuando en descontrol, parece nuevamente al borde de desintegrarse.