Durante tres meses, por primera vez en la historia del país, la electricidad proveniente de fuentes limpias superó la producción de las plantas que usan carbón y petróleo.
Los 2.600 habitantes de Wildpoldsried, Alemania, producen siete veces la energía que consumen, y venden el excedente gracias al sol, al viento y a los excrementos.