Acoger la vida con todos sus matices, asumirla con todas sus tonalidades y agradecerla con todos sus ritmos es una forma de abrirnos al misterio inefable de la vida que redunda siempre en una firme esperanza.
Síntomas que llevan a muchas personas a vivir a medias, a no aspirar a más que a lo de siempre y a romper sus sueños más hondos por conformismo, miedo o apatía.
Levantaremos la nación de las cenizas, quedarán vacías las prisiones injustas, nos miraremos como hermanos, y un mar de amigos y familia volverán de afuera para secarnos las lágrimas por el horror vivido y por la emoción del reencuentro.