Promover la autogestión de las comunidades para satisfacer las necesidades básicas, combatir la pobreza e impulsar el desarrollo integral a través de un modelo de pequeños proyectos, basado en la participación de las comunidades con el acompañamiento de la Iglesia.
Se puede tener la posibilidad de escuchar a los distintos pueblos y etnias, sus puntos de vistas y proyecciones para el futuro, para contrastarlas con lo que piensan las otras sociedades, los gobiernos, y lo que se puede trabajar a nivel internacional.
Pone de manifiesto la generosidad de católicos y hombres de buena voluntad, y menciona también la participación de las iglesias de América en la realización de los proyectos y en el Consejo de Administración.