Abrir el espacio de la mística: una palabra desde Nelly Sachs

Con Sachs presenciamos el enfrentamiento, los dolores de parto de la emergencia de una nueva narrativa, de un modo diverso de entender la vida, la historia y sus constructos.

La poeta judía Nelly Sachs, en una carta al también poeta Paul Celan, escribe: “Hay y había, y con cada respiración está en mí, la fe en el ‘atravesar en dolor’, en el traspasar el polvo hasta hacerlo alma, como una actividad para la cual hemos venido aquí. Creo en un universo invisible, donde dibujamos nuestro oscuro quehacer. Siento la energía de la luz que hace abrirse en música a la piedra y sufro en la punta de la flecha de la nostalgia que toca de muerte hasta el mismísimo principio y que nos empuja a buscar afuera, allí donde la inseguridad empieza su labor de desgaste. De mi propio pueblo vino en mi ayuda la mística jasídica que, en estrecha relación con toda mística, tiene que crear siempre de nuevo con dolores de parto, lejos de todos los dogmas e instituciones, su lugar de residencia” (Nelly Sachs en su carta a Paul Celan del 9 de enero de 1958).

La idea de mística que encontramos en la carta de Sachs tiene que ver con la producción de lenguajes para vincularse con lo real (con lo Absoluto, con Dios, con la vida) a la vez que se puede desprender de su idea de mística, que ella tiene que ver con la creación de otros lenguajes, lugar de residencia, la llama Sachs.

De lo escrito por la poeta judía y marcada por la Shoá se desprende que la mística es aquello que va más allá de la institución y del dogma y que, por estar fuera de todo punto de soporte, debe construirse un discurso, un lugar, una residencia. Es más, entre las instituciones-dogma y la mística aparece una auténtica agonía-combate en cuanto la mística se construye-reconstruye desde los dolores de parto.

Con la mística tal y como es presentada por Sachs, aparece una vinculación sugerente a la experiencia vital que marcó traumáticamente la biografía de la mujer judía, a saber, el Holocausto. Ella utiliza expresiones tales como: atravesar el dolor, traspasar el polvo, inseguridad, desgaste. La gramática de Sachs está impregnada de lo imposible, de lo indecible, del dolor, de la gestación de un relato límite o de una narrativa marcada por un acontecimiento crítico. Por ello es interesante pensar cómo la mística, en cuanto relato que intenta dar significado a la vida religiosa, cotidiana, personal, en el caso de Sachs tiene que ver con la construcción de lenguajes, de símbolos, relatos y prácticas alternativas, desplazadas o imposibles. Utilizamos estas tres últimas categorías en cuanto Nelly Sachs reconoce que la mística, en su caso la judía de corte jasídica, es una que se desplaza de un centro oficial, institucional o dogmático. El relato místico, el relato religioso casi apofático, tienen que ver con la emergencia de un relato alternativo.

La mística, en cuanto relato que intenta dar significado a la vida religiosa, cotidiana, personal, en el caso de Sachs tiene que ver con la construcción de lenguajes, de símbolos, relatos y prácticas alternativas, desplazadas o imposibles.

La producción de un nuevo lenguaje para vincularse con lo divino en el marco de la mística o de la im-posibilidad, tiene que ver con el desgarro-ruptura de lo dogmático-institucional que, en algún grado, puede transformarse en pura posibilidad, en pura transparencia, en pura materialidad. Porque el punto más sugerente en la cuestión de Nelly Sachs es que ella “sale” de la narrativa conocida o “certera” y se adentra en la producción discursiva marcada por la incertidumbre, por lo opaco, por lo otro.

Nelly Sachs encontró un soporte vital al trauma en la mística judía jasídica. Curiosamente la fuente de resignificación del trauma es un relato que, por su estructura, es opaco, asintótico, desplazado. Habría con ello una comunión de límites o de biografías-relatos límites: el de Sachs en la Shoá y el de la mística jasídica. Nos queda con ello la pregunta de si es posible responder al trauma o a lo imposible desde un relato también imposible o traumático, o a lo menos no certero materialmente, sino que más bien marcado por el desplazamiento. Aquí aparece, en parte, el proceso de la resignificación que la poeta realiza, desde la escritura, desde la poesía y desde la mística a su trauma. Esto sobre todo lo encontramos en las siguientes palabras de la misma poeta: “Hay y había, y con cada respiración está en mí, la fe en el ‘atravesar en dolor’, en el traspasar el polvo hasta hacerlo alma, como una actividad para la cual hemos venido aquí”.

Con Nelly Sachs presenciamos el enfrentamiento, los dolores de parto de la emergencia de una nueva narrativa, de un modo diverso de entender la vida, la historia y sus constructos y, ellos, entender cómo el ser humano herido, marcado por el dolor y el desgarro, puede ir abriendo los lenguajes para vincularse con lo Absoluto.


Imagen: Public domain, tomada de Wikimedia.

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