Afganistán, más de uno de cada tres niños padece hambre

Más de cuatro años después del regreso de los talibanes al poder, aproximadamente la mitad de los afganos (más de 22 millones de personas) necesitan ayuda humanitaria en medio de una crisis económica agravada por las restricciones de derechos, en particular de las mujeres, y la compleja situación política.

Desde el regreso de los talibanes al poder en agosto de 2021, Afganistán se ha visto cada vez más aislado, alejado de la atención internacional y lidiando con una de las peores crisis alimentarias del mundo. Esta emergencia, para la exhausta población civil, se agrava día a día y se prevé que se agrave con la llegada del invierno.

COLAPSO ECONÓMICO Y DESNUTRICIÓN

Aproximadamente la mitad de la población (más de 22 millones de personas) necesita ayuda debido al hambre extrema, la desnutrición (especialmente infantil), el colapso económico, el acceso limitado a la atención médica y a los servicios esenciales, y las consecuencias persistentes de desastres naturales como terremotos y sequías, agravadas por las restricciones de derechos, en particular de las mujeres, y la compleja situación política. La asistencia alimentaria en Afganistán llega solo al 2,7% de la población, según un informe del IPC (Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases, la principal autoridad internacional en la gravedad de las crisis alimentarias). Esta situación se ve agravada por la debilidad económica, el alto desempleo y la disminución de los flujos de remesas, con más de 2,5 millones de personas que regresaron de Irán y Pakistán este año. Estas crisis, certificadas por importantes organizaciones humanitarias, se acumulan, creando una compleja red de problemas humanitarios y sociales en un país que aún se recupera de las consecuencias del devastador terremoto del pasado agosto.

UNO DE CADA TRES NIÑOS PADECE HAMBRE

Los últimos datos del IPC no dejan lugar a dudas sobre la gravedad de la situación: este invierno, más de uno de cada tres niños padece hambre, lo que supone un aumento del 18% en comparación con el año anterior. El documento destaca que el 36% de las niñas y los niños, aproximadamente 9 millones, se enfrentarán a niveles críticos o de emergencia de hambre antes de marzo de 2026. Según la nueva investigación, casi 3,7 millones de niños menores de cinco años en Afganistán padecen actualmente desnutrición aguda, en comparación con los 3,5 millones del año pasado. Se estima que 1,2 millones de mujeres embarazadas y lactantes necesitarán tratamiento para la desnutrición.

El 36% de las niñas y los niños, aproximadamente 9 millones, se enfrentarán a niveles críticos o de emergencia de hambre antes de marzo de 2026.

DATOS DE SAVE THE CHILDREN

Las clínicas de salud y nutrición de la organización humanitaria Save the Children en Afganistán han registrado un aumento del 13% en el número de niños menores de cinco años y mujeres embarazadas y lactantes ingresados ​​para tratamiento de desnutrición aguda este año, en comparación con el periodo de enero a octubre de 2024. Este aumento se produce en un momento en que los recortes de financiación podrían reducir la cantidad de alimentos complementarios esenciales utilizados para tratar la desnutrición aguda moderada en hasta 38.000 niños y madres, a menos que se obtengan nuevos fondos. Una consecuencia de los recortes de financiación es que solo un millón de personas —casi seis veces menos que en el mismo periodo de 2024— recibirán asistencia alimentaria en un momento en que las necesidades aumentan, según el IPC. Los casos de desnutrición tienden a alcanzar su punto máximo en los meses de invierno, ya que el frío debilita el sistema inmunitario y provoca un aumento de las infecciones respiratorias, incluida la neumonía. En invierno, las oportunidades laborales para los padres escasean y los precios de los alimentos y el combustible se disparan.

LA SEQUÍA

La sequía también contribuye al agravamiento de los niveles de hambre y desnutrición, destruyendo cultivos, matando ganado y obligando a las personas a abandonar sus pueblos, especialmente en las zonas rurales. La Unión Europea, que ha aumentado su ayuda, prometiendo cientos de millones de euros para apoyar a la población, ha advertido que Afganistán es cada vez más vulnerable a la crisis climática y que un número creciente de afganos carece de acceso a agua potable debido a la sequía y a los daños en las infraestructuras. Las sequías amenazan con duplicarse para 2050, agotando los recursos hídricos y poniendo en peligro los medios de vida. En los últimos meses, Afganistán también ha vuelto a ser una zona de guerra, con numerosos ataques aéreos del vecino Pakistán y enfrentamientos generalizados, con resultado de víctimas, en la frontera entre los dos países.


Fuente: www.vaticannews.va/es / Imagen: Pexels.

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