Aforo en las iglesias

Sr. Director:

Es una lástima la demora de las autoridades en aceptar un mayor aforo en los templos. Hemos llevado demasiado tiempo, muchos meses, privándonos de reunirnos y celebrar nuestros encuentros en torno a una liturgia, y de sentirnos comunidad, y recién hace pocos días se aceptó un máximo de cien personas por cada parroquia. Poco se ha hablado de cómo debilita esto la fe y la capacidad de sentirnos partícipes de la Iglesia. Contrasta brutalmente con la permisividad que ha habido en otros sectores para permitir asistencias masivas.

¿Por qué no ha habido voces que hayan elevado con más fuerza su reclamo por esta situación? En tiempos, como estos, en que los valores de la sociedad se ven en muchos sentidos amenazados, habría sido bueno tener esta situación en mejor consideración. Para qué ahondar en lo que esto representa para una juventud que ya desde antes estaba alejándose y que entonces hoy debe ser un mayor punto de preocupación.

María Teresa Escobar M.

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