Alcances y antecedentes del entendimiento Cuba-Venezuela

El 10 de abril de 2013, el diario Granma, del PC cubano, titulaba así la nota principal de primera página, al lado de una imagen de Fidel Castro: “Sin el petróleo venezolano, la revolución fracasará. Maduro es nuestro hombre en Caracas…”.

En relación con la última radicalización del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, corresponde informar sobre un reciente encuentro reservado, celebrado en Buenos Aires, que congregó a un grupo de simpatizantes y analistas del liberalismo local con representantes de la oposición cubana, venezolana y ecuatoriana. Se pasó allí revista a las estrechas relaciones del gobierno de Cuba con algunos países del ALBA, en general, y Venezuela, en particular. Se mencionó, por ejemplo, que el socialismo del siglo XXI no se originó en Caracas y con Hugo Chávez, sino en La Habana con Fidel Castro, poco después del fracasado golpe de Estado perpetrado por el comandante bolivariano en 1992. Se recordó que en diciembre 1994 Fidel Castro esperó al pie del avión que traía a La Habana al teniente coronel Hugo Chávez Frías, líder del golpe militar de 1992 y del Movimiento Bolivariano Revolucionario MBR-200, que lo llevaría al poder cinco años después. Ese recibimiento era un honor que el propio Fidel Castro no dispensaba a todos los jefes de Estado que arribaban a la isla. A partir de entonces, Castro acompañó a Chávez durante toda su permanencia en La Habana y se gestó así la estrecha alianza que unió los destinos de Venezuela con los de Cuba desde 1999.

Pero en ese encuentro de Buenos Aires llamó la atención de algunos venezolanos presentes un dato aportado por un analista local que se desconocía: varios años antes del encuentro de La Habana de 1994, los cubanos habían tomado contacto con Nicolás Maduro, al que eligieron como sucesor de Chávez en la presidencia de Venezuela. Una de las fuentes de esta aseveración, aunque no la única, es un artículo del escritor y periodista cubano Carlos Alberto Montaner. El artículo lleva por título “El hombre de La Habana”, y fue publicado el 24 de marzo de 2013, entre otros sitios, en el blog Libertad Digital. Revela que Maduro empezó a organizar los contactos entre Chávez y los hermanos Castro a mediados de los años ’80, cuando estudió en la escuela cubana de conducción política Ñico López. En la misma escuela y en la misma época, cursó estudios Evo Morales, luego presidente de Bolivia, que tampoco muestra deseos de abandonar el poder.

Maduro habría sido mucho más que un simpatizante de la revolución cubana, más bien un viejo colaborador de la inteligencia cubana. Durante sus años de estudiante secundario ingresó a la Liga Socialista, donde inició su actividad política, y a mediados de la década del ’80 la Liga lo envió a La Habana, donde estudió en la Ñico López. En YouTube puede rastrearse que Hernando, presunto exagente cubano de inteligencia, posiblemente radicado en los Estados Unidos, reveló que Maduro, cuando se estrenara como presidente, iba a radicalizar el proceso por recomendación de La Habana. Según Montaner, abandonaría las pocas formalidades democráticas invocando la necesidad de “salvar la revolución de las traiciones y de los enemigos del pueblo”. Esto se escribía en marzo de 2013, y debe convenirse que es exactamente lo que ha venido sucediendo hasta el presente.

Hacía décadas que el líder cubano acariciaba la idea de apropiarse o asegurarse el petróleo venezolano, especialmente necesario en Cuba a partir de la caída de la Unión Soviética a principios de los ’90. Y hubo colaboradores venezolanos con la revolución mucho antes de Chávez y Maduro. Uno de los asistentes venezolanos al encuentro de Buenos Aires aportó el dato de la temprana colaboración de su país con la revolución cubana, que databa de 1958. En noviembre de ese año el presidente venezolano Wolfgang Larrazábal donó un importante cargamento de armas norteamericanas a la revolución, que luego fueron enviadas a Castro en un avión militar y utilizadas en la batalla de Maffo. Fue un gesto muy agradecido por Castro a Larrazábal en una carta.

Los barbudos de la Sierra Maestra entraron en La Habana en enero de 1959 para no irse nunca más, a pesar de las promesas de Castro, en la Sierra, de convocar a elecciones apenas triunfara la revolución. Con métodos diferentes pero idénticos fines, Chávez, primero, y Maduro, después, llegaron al Palacio de Miraflores para no irse jamás. La subsistencia energética de Cuba depende de ello. Recuérdese que el 10 de abril de 2013, el diario Granma, del PC cubano, titulaba así la nota principal de primera página, al lado de una imagen de Fidel Castro: “Sin el petróleo venezolano, la revolución fracasará. Maduro es nuestro hombre en Caracas…”. Esta declaración de extrema sinceridad fue expresada por Fidel Castro a periodistas extranjeros al referirse a la tarea que quedaba por librar en Venezuela. Fue tan sincera que luego la edición del Granma fue retirada.

______________________
Fuente: www.revistacriterio.com.ar

logo

Suscríbete a Revista Mensaje y accede a todos nuestros contenidos

Shopping cart0
Aún no agregaste productos.
Seguir viendo
0