Avanzar a un desarrollo sostenible

Sr. Director:

Quiero saludar la publicación del extenso diálogo entre Jeannette von Wolfersdorff y Juan Sutil. No lo hago porque nos haga falta conocer el punto de vista del empresariado chileno. ¡Qué lejos estamos de esa necesidad en nuestro debate público! No. Lo interesante es cuán desnuda queda la visión de los empresarios que han manejado nuestra economía por décadas, cuando están frente a una mirada global, integral, realmente actual, como la que presenta von Wolfersdorff.

Es un signo alentador que se mencionen las bondades de un desarrollo sostenible: en lo discursivo, vemos la instalación de un sentido común. Pero, el paso siguiente, el de la acción, nos muestra rápidamente la divergencia en el abordaje del reto central de nuestro desarrollo.

Donde Juan ve un futuro que todavía no llega, Jeannette ve urgencias y oportunidades. Donde Jeannette identifica problemas estructurales y soluciones basadas en la experiencia internacional, Juan ve situaciones individuales cercanas que confirman su fe en la meritocracia.

Sin querer entrar en todos los detalles, retengamos al menos dos aspectos de la concepción empresarial que retrata el Sr. Sutil. Primero: las «fases de desarrollo» son evocadas como si existiera un plan teleológico trazado por las fuerzas del mercado que exigiera de todos nosotros mayor paciencia. Segundo: el desarrollo económico es visto como un estanco con dinámicas al abrigo de las decisiones que tomen los pueblos soberanos. Es decir, prolonga el relato de un crecimiento autosuficiente y desacopla la dirección del desarrollo de la toma de decisiones colectivas.

Si somos sinceros, esta visión del desarrollo sostenible pierde bastante brío si está tan alejado de lo común y se interroga poco sobre lo que nos ha llevado a la situación presente. Es fácil pensar que basta con renovar los liderazgos de los grupos empresariales. Ayudaría, pero no basta con eso. Lo que hay que renovar es la manera en que nos organizamos como sociedad: junto con mirar de frente las urgencias climáticas, se trata de abordar cómo definimos juntos las prioridades, quiénes participan en su implementación y, por cierto, cómo se distribuyen costos y beneficios. Desarrollo sostenible es, esencialmente, conjugar esas dimensiones. Dudo que Chile quiera seguir atrapado en el consenso de una pequeña élite en el que nadie participó realmente.

Xavier Altamirano
Director ejecutivo Horizonte Ciudadano

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