El líder del Partido Demócrata Cristiano obtuvo el 54,6% de los votos, derrotando a Jorge Quiroga Ramírez, el número uno de Libre-Libertad y Democracia, e interrumpiendo la hegemonía del Movimiento al Socialismo, que se ha expresado en los tres últimos jefes de Estado.
Bolivia ha dado un giro. Tras 19 años de gobierno del Movimiento al Socialismo, el líder del Partido Demócrata Cristiano, Rodrigo Paz Pereira, ha tomado el poder en el país sudamericano. En la segunda vuelta electoral celebrada el 19 de octubre, venció a Jorge Quiroga Ramírez, líder de Libre (Libre y Democracia), repitiendo su éxito de la primera vuelta de las elecciones presidenciales celebradas en agosto pasado. La diferencia con su oponente, sorprendentemente en comparación con las encuestas, era evidente: con el 97% de los votos escrutados, Paz obtuvo el 54,6% de los votos; mientras que Ramírez, jefe de Estado entre 2001 y 2002 y en su cuarta candidatura, solo obtuvo el 45,4%. Paz sucederá así a Luis Arce, con su investidura prevista para el 8 de noviembre y un mandato que se extenderá hasta 2030.
A sus 58 años, Paz es el segundo de la dinastía en llegar a la presidencia de la República: el otro fue su padre, Jaime Paz Zamora, quien gobernó Bolivia de 1989 a 1993. Antes de ganar la presidencia, el recién elegido presidente se desenvolvió en la política nacional: de 2002 a 2010, fue miembro del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (Movimiento del Silencio Revolucionario) por San Bernardo de Tarija; de 2015 a 2020, fue alcalde del mismo municipio; su último cargo fue el de senador, también por San Bernardo de Tarija, pero como miembro del Partido Demócrata Cristiano. También ocupó este cargo durante la campaña presidencial, apoyado por su vicepresidente, el exjefe de policía de cuarenta años, Edman Lara.
A sus 58 años, Paz es el segundo de la dinastía en llegar a la presidencia de la República: el otro fue su padre, Jaime Paz Zamora, quien gobernó Bolivia de 1989 a 1993.
Paz no podrá contar con una mayoría sólida en el Parlamento: su partido cuenta con seis escaños en la Cámara Alta y cuatro en la Cámara Baja. Esta composición podría complicar la aprobación de las leyes y reformas que Bolivia necesita, las cuales el nuevo presidente prometió durante su campaña electoral. Estas incluyen la reforma del libre mercado, la condonación de las deudas de los ciudadanos con el Estado, la reducción de impuestos sobre bienes tecnológicos y vehículos, y el plan de cooperación económica para asegurar el suministro de combustible. La escasez de combustible es una de las consecuencias de la crisis económica del país, que se ha agravado durante la pandemia de Covid-19, y se suma a la alta inflación, el aumento de los costos, la escasez de dólares estadounidenses y la reducción de las exportaciones de gas natural.
Fuente: www.vaticannews.va/es / Imagen: Pexels.