Cárceles miserables, personas preciosas…

Sr. Director:

He podido compartir lágrimas y risas, angustias y esperanzas, por más de catorce años acompañando comunidades cristianas en distintas cárceles de la Región Metropolitana. Sábado a sábado, visito la Cárcel de Mujeres de San Miguel y desde la angustia de su encierro y la esperanza que no renuncia, he experimentado, un exceso de vida y una dignidad inalterable que brota aun de ese lugar dramático.

La cárcel como respuesta no solo es ineficaz, sino más bien agrava el problema que pretende solucionar. Ya es muy conocida la inhumanidad que presentan hoy esos recintos en nuestro continente. Son múltiples los informes de nuestro país que nos hablan de hacinamiento, insalubridad, torturas, violencia (desde todas partes), abusos, miedo generalizado, etc.

Por otro lado, atribuir la responsabilidad tan solo al delincuente y no darse cuenta de que la delincuencia es un fenómeno social que responde a dinámicas de exclusión, pobreza, violencia, desigualdad y precariedad es cerrar los ojos a la realidad.

Sin embargo, hoy queremos poner el acento en la Vida presente en las cárceles de la miseria.

Observamos en ellas a hombres y mujeres encarcelados en un infierno y que, pese a todo, siguen amando, luchando, creyendo. Son personas preciosas, en su mayoría pobres y excluidas desde temprana edad que, sin olvidar el delito y el daño provocado, se resisten a perder su dignidad. Son capaces de vibrar con el nacimiento y crecimiento de sus hijos, que aman a sus madres, padres, familias, amigos. Hay algunos cuya culpa por lo cometido se suma al peso insoportable de la prisión, pero siguen abrazando la vida y la esperanza brilla aún en sus ojos.

Es un error seguir dividiendo el mundo entre buenos y malos, y no darse cuenta de que todos podemos actuar bien o mal. Que todos somos frágiles y tenemos una infinita capacidad de amar, también la tiene el más condenado delincuente. Solo basta potenciar ese amor y la cárcel no ha sabido hacerlo.

Jaime Alfonso Muñoz Echard
ONG Abracemos la Cárcel

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