Cardenal Sako: Cristo nace para una nueva humanidad en Irak

El periodo de Adviento que prepara la venida de Cristo es una ocasión de “renacer para la naturaleza humana”, que de “bestia depredadora” se eleva a “ser completo y perfecto” según un ideal de “humanización” (“mithbarnashutha”, en lengua siro-caldea).

El cardenal Louis Raphael Sako, patriarca de Babilonia, escribe su mensaje de Navidad dirigido a los cristianos iraquíes. Es pastor de una Iglesia que ha sufrido un largo periodo de guerra y que ha dejado miles de cristianos muertos, así como 61 templos bombardeados.

JESÚS, EJEMPLO PERFECTO DE HUMANIDAD A SEGUIR

“Todo ser humano —continúa el cardenal— encuentra en Jesús un ejemplo perfecto de humanidad a seguir y se conforma a la imagen de Dios”. En una nación recientemente sacudida por las guerras, la violencia, las amenazas yihadistas todavía presentes, la inestabilidad política y un lento camino de democratización, el valor de la “unidad” entre ciudadanos de diferentes etnias y religiones es la base sobre la que construir el futuro. Una misión a la que los cristianos también están llamados “a través del testimonio de nuestra fe, de la oración, del amor al prójimo” y de “la contribución de cada uno al renacimiento de nuestra patria”.

EL ABRAZO DE DIOS A TRAVÉS DE LOS SACRAMENTOS

El patriarca caldeo subraya que en el nacimiento y el testimonio del Cristo vivo, los sufrimientos, la muerte y la resurrección encuentran “pleno cumplimiento”. “A pesar de las muchas cosas perversas que habitan en el hombre —añade—, el cristiano tiene las gracias suficientes para llevar a cabo el proyecto de renovación interior. A través de los sacramentos, como el bautismo y la Eucaristía, “recibimos la gracia de la unidad en Jesucristo y llegamos a Él abrazados”. Una llamada, subraya el cardenal, que requiere “compromiso cotidiano, valentía y trabajo duro”, y que se dirige “a todos los hombres de buena voluntad, que se abren sinceramente a la gracia de Dios”, en una perspectiva común de “fraternidad, amor y paz” que concierne a todo el género humano, sin distinción.

LA CENTRALIDAD DE LA FE Y LA IMPORTANCIA DE LA ORACIÓN

Dirigiéndose a los fieles, el primado caldeo recuerda la “centralidad” de la fe en la vida de cada persona y la importancia de la oración y la participación en la vida de la comunidad. Ser cristiano, añade, requiere un “testimonio diario de fe, oración y servicio” a los demás. “La fe —advierte— prepara el terreno para la vida según la Palabra de Dios y ayuda a ser hijos de Dios, en lugar de siervos del diablo”. “Espero que la Navidad —concluye el cardenal— sea una oportunidad para fortalecer la fe y dar testimonio del servicio del amor y de la paz”, como lo desea el Papa Francisco. “Y aquellos que son fuente de división, crean caos y confusión al exasperar los preceptos de religión, etnia o género, no creen en Dios y no tienen derecho a llamarse a sí mismos hombres de fe”. (AsiaNews)

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Fuente: www.vaticannews.va

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