El toque de queda, la dimisión del primer ministro, la orden de disparar a la vista. El caos en Sri Lanka aumenta con el paso de las horas y se ha agravado significativamente esta semana, en la que el ahora ex primer ministro Mahinda Rajapaksa fue evacuado junto a su familia a un lugar secreto después de que su residencia fuera asaltada por manifestantes. Luego, la escalada: la residencia de Rajapaksa y varias otras casas de diputados y ministros fueron incendiadas por la gente que salió a la calle.
La policía de Sri Lanka ha detenido al menos a 12 personas, tras la reanudación de las protestas frente al edificio del parlamento nacional. Según la prensa local, los manifestantes se habían reunido a lo largo de la calle Jayanthipura, cerca del edificio del parlamento, mostrando pancartas y carteles en apoyo de un voto de confianza contra el gobierno.
MUERTOS Y HERIDOS
El balance provisional es de siete muertos y cientos de heridos. El mismo Rajapaksa, que había dimitido el lunes precisamente por las protestas generalizadas, fue rescatado durante una operación militar: cientos de manifestantes habían asaltado su residencia oficial en Colombo, intentando incendiar el edificio principal, donde el ex primer ministro se alojaba con su familia y algunos asesores políticos. El martes, probablemente el día más tenso, terminó con una licencia de “disparar a la vista”. Hacia la noche, el ministro de Defensa emitió una orden que autorizaba a los agentes a abrir fuego “contra cualquier persona que dañe la propiedad pública o provoque daños”.
LLAMAMIENTOS AL DIÁLOGO
Al final de la Audiencia General del miércoles, el Papa hizo un fuerte llamamiento al diálogo, dirigiendo “un pensamiento especial” al pueblo de Sri Lanka, “en particular a los jóvenes que en los últimos tiempos han hecho oír su grito ante los retos y problemas sociales y económicos del país”. Francisco se unió a las “autoridades religiosas” del país asiático “para exhortar a todas las partes a mantener una actitud pacífica, sin ceder a la violencia”. A continuación, el llamamiento “a todos los que tienen responsabilidades, para que escuchen las aspiraciones del pueblo, garantizando el pleno respeto de los derechos humanos y las libertades civiles”. En estas horas, han llegado numerosos llamamientos de las máximas autoridades religiosas del país, de la ONU y de la Unión Europea, que han criticado la violencia. Desde el arzobispo de Colombo, Malcolm Ranjith, hasta el líder budista Omalbe Thera, pasando por Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, y Joseph Borrell, Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, la recomendación ha sido la moderación, favoreciendo el diálogo entre las partes y respetando los derechos humanos.
LA CRISIS ECONÓMICA
Al sur de la India, con una población de 22 millones de habitantes, Sri Lanka atraviesa una de las peores crisis económicas de su historia. La desesperación de la población está ligada a la escasez cada vez mayor de alimentos, combustible y medicinas, situación que también se ha visto agravada en los últimos meses por la pandemia y, más recientemente, por el aumento de los precios de las materias primas y la energía. Los manifestantes también llevan semanas exigiendo la dimisión del presidente, Gotabaya Rajapaksa, hermano menor del ex premier.
Fuente: www.vaticannews.va