Declaración: A nuestras comunidades cristianas de la Diócesis San José de Temuco y a la opinión pública en general

La Diócesis de Temuco pide solución a los graves problemas de La Araucanía tras nuevo incendio en una capilla.

Con dolor y tristeza hemos constatado cómo una vez más han incendiado violentamente uno de nuestros templos, esta vez la Capilla del Buen Pastor, que por más de 70 años sirvió a la comunidad de Aniñir, comuna de Traiguén, junto a ella, fueron destruidos un conjunto de estructuras que ofrecía servicios vitales a toda la comunidad del lugar, como son: la escuela, que acogía a 21 alumnos y 7 trabajadores de la educación; la Posta y la ambulancia que daban los primeros auxilios a los lugareños; la casa del paramédico, quien resultó con graves quemaduras en su rostro; y la sede social.

Desde 2014 a la fecha, 20 templos de nuestra diócesis de Temuco han sido incendiados —2 templos parroquiales y 18 capillas; algunas de las cuales ya han sido reconstruidas— sin contar otros espacios de culto levantados para el bien común de la población. La mayoría de nuestros templos rurales son estructuras sencillas construidas con esfuerzo y sacrificio por los mismos fieles del lugar, con la única finalidad de celebrar los sacramentos de nuestra fe, que es uno de los derechos humanos fundamentales consagrados tanto en la Declaración Universal de los Derechos Humanos como en nuestra Constitución.

Nuestras Capillas siempre están abiertas y disponibles para ser utilizadas por toda la comunidad, también en tiempo de necesidades o situaciones especiales que vive la población. Es por esto que lamentamos la pérdida material del lugar de culto de nuestros fieles, pero más nos conmueve y preocupa los sentimientos de inseguridad, de impotencia, de orfandad, en que quedan las personas de las comunidades que sufren estos tremendos daños; temor incluso para moverse con libertad en sus propios territorios.

Lamentamos la pérdida material del lugar de culto de nuestros fieles, pero más nos conmueve y preocupa los sentimientos de inseguridad, de impotencia, de orfandad, en que quedan las personas de las comunidades que sufren estos tremendos daños.

Nuestra voz quiere sumarse para hacer visible el dolor y las heridas que causan una vez más la injusticia y la violencia.

Obispo y sacerdotes, tenemos el compromiso de seguir acompañando a nuestros hermanos y hermanas, así como a todas las personas que sufren el impacto de la violencia. Juntos nos levantaremos las veces que sea necesario. Nuestro compromiso como Iglesia es con los valores del Reino de Dios, con la justicia, con la paz, la fraternidad, el diálogo y la búsqueda incansable de los caminos que conduzcan a superar la actual situación de desconfianza, de inseguridad y de violencia.

Pedimos a las autoridades, líderes y ciudadanía que perseveremos en los esfuerzos por buscar solución a los graves problemas de La Araucanía y, con urgencia, que se garantice la seguridad y la protección de las personas y de sus comunidades para que puedan vivir, trabajar y desarrollarse en paz.

Que la esperanza y la fe en Jesucristo, nuestro Señor, y que la sabiduría ancestral de nuestros pueblos, nos guíen en este proceso y sean un faro de luz en los momentos de oscuridad. Unidos, podemos construir un futuro de respeto y de convivencia armoniosa.

Que la Paz y el Amor de Dios estén con cada uno de ustedes, y que María, Nuestra Señora del Carmen y San José, intercedan por nuestra Araucanía.

+ Jorge Concha Cayuqueo, O. F. M.
Obispo de Temuco
Y clero de la Diócesis San José de Temuco.


Fuente: Diócesis de Temuco, https://obispadodetemuco.cl / www.iglesia.cl / Imagen: Diócesis de Temuco.

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