Ojalá que esos jóvenes que se acercan a la religión gracias a un disco o una película puedan encontrar personas que les ayuden en su búsqueda, explorando la naturaleza de ese deseo que se activa al oír la palabra Dios.
Hace unos días, desde el proyecto Ignis del Grupo Comunicación Loyola, decidimos hacer un post de Instagram con las famosas declaraciones de Rosalía sobre Dios y el vacío existencial. ¿El resultado?: es imposible que con cualquier otro tema se alcanzase hoy semejante número de visualizaciones, likes e incluso comentarios. Rosalía ha colocado la palabra Dios en el mercado como ningún discurso del papa u obispo podría hacer. Los púlpitos se multiplican desde las redes, escapando a cualquier tipo de «control» eclesial institucional. Dios se viraliza, se habla de Él cada vez con menos sonrojo, igual que del propio equipo de fútbol, tu grupo de música favorito o el partido al que votas.
Resulta difícil, a veces, adaptarse a estos cambios sociológicos tan rápidos. Hasta hace poco nos quejábamos de que la cultura dominante quería encerrar a Dios en el ámbito de la vida privada y doméstica. Pero ha resultado imposible; no solo porque Dios no se deje, sino porque el sistema mismo en el que vivimos no permitiría que algo tan potente dejase de estar en el candelero. Si artistas como Rosalía o la directora Alauda Ruíz de Azúa ponen sobre la mesa el tema de la religión es, seguramente, por dos cosas: primera, les interesa; segunda, han detectado que interesa; o al revés.
Ahora bien: un dios viral, un dios que suscita publicaciones y conversación pública, ¿es ya un Dios católico? Creo que a nadie se le escapa que no: viral no es lo mismo que universal, y ser mediático no es lo mismo que tener capacidad de abrazar a todo el mundo. Pero también es verdad que menos es nada, y que el lenguaje artístico, aun siendo espiritual, no tiene por qué copiar lo que sucede en un aula de teología o en una iglesia. Lo que siempre queda en nuestra mano es discernir lo que tiene de profunda la letra de una canción, o lo fructífero que puede haber en el guion de una película sobre la vocación religiosa.
Un dios viral, un dios que suscita publicaciones y conversación pública, ¿es ya un Dios católico?
Ojalá que esos jóvenes que se acercan a la religión gracias a un disco o una película puedan encontrar personas que les ayuden en su búsqueda, explorando la naturaleza de ese deseo que se activa al oír la palabra Dios.
Fuente: https://pastoralsj.org / Imagen: Pexels.