Acompañar el dolor de la humanidad, construir canales de encuentro, de justicia y de reconciliación.
Evangelio del 6 de julio de 2025
Ambientación: Aquí estoy Jesús, con los pies y el corazón cansados por las diversas actividades que logro realizar cada día. Quiero estar ahora contigo, te presento mis preocupaciones y angustias, son tuyas. Te puedes ayudar escuchando esta canción: «Aquí estoy», de JoEmma, https://www.youtube.com/watch?v=iarpJljPaAQ
Después de esto, el Señor eligió a otros setenta y dos discípulos y los envió de dos en dos, delante de él, a todas las ciudades y lugares a donde debía ir. Les dijo: «La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos. Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha. Vayan, pero sepan que los envío como corderos en medio de lobos. No lleven monedero, ni bolsón, ni sandalias, ni se detengan a visitar a conocidos.
Al entrar en cualquier casa, bendíganla antes, diciendo: ‘La paz sea en esta casa’. Si en ella vive un hombre de paz, recibirá la paz que ustedes le traen; de lo contrario, la bendición volverá a ustedes. Mientras se queden en esa casa, coman y beban lo que les ofrezcan, porque el obrero merece su salario.
No vayan de casa en casa. Cuando entren en una ciudad y sean bien recibidos, coman lo que les sirvan, sanen a los enfermos y digan a su gente: ‘El Reino de Dios ha venido a ustedes’.
Pero si entran en una ciudad y no quieren recibirles, vayan a sus plazas y digan: ‘Nos sacudimos y les dejamos hasta el polvo de su ciudad que se ha pegado a nuestros pies’. Con todo, sépanlo bien: el Reino de Dios ha venido a ustedes. Yo les aseguro que, en el día del juicio, Sodoma será tratada con menos rigor que esa ciudad».
Los setenta y dos discípulos volvieron muy contentos, diciendo: «Señor, hasta los demonios nos obedecen al invocar tu nombre». Jesús les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Miren que les he dado autoridad para pisotear serpientes y escorpiones, y poder sobre toda fuerza enemiga: no habrá arma que les haga daño a ustedes. Sin embargo, alégrense no porque los espíritus se someten a ustedes, sino más bien porque sus nombres están escritos en los cielos».
Los discípulos y discípulas de Jesús fueron personas sencillas: pescadores, campesinos/as, artesanos/as, cobradores de impuestos, mujeres que en la persona de Jesús se encontraron dignificadas, liberadas y visibilizadas.
Siguiendo en esta línea, me doy la libertad de elaborar el perfil de los seguidores/as de Jesús de este tiempo. Considero que son aquellas personas conocedoras y apasionadas de la persona de Jesús y su Reino, caminan con los pies en el barro, acompañando el dolor de la humanidad, construyendo canales de encuentro, de justicia y de reconciliación. Hombres y mujeres constructores de diálogo, exigiendo la equidad de derechos para las mujeres en la Iglesia y otros espacios públicos.
Por otra parte, nos urge hoy en día ser discípulos/as constructores de paz, teniendo los oídos atentos para acoger los clamores y dolores que viven los más vulnerables, desde el discernimiento, la integración de la mujer, promoviendo la responsabilidad y la solidaridad, teniendo como centro a la persona.
Nos urge hoy en día ser discípulos/as constructores de Paz, teniendo los oídos atentos para acoger los clamores y dolores que viven los más vulnerables.
Jesús llamó a los setenta y dos discípulos y los envía diciendo: «La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos. Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha». Los envió de dos en dos a lugares desconocidos y de riesgo. Y les dijo: «(…) pero sepan que los envío como corderos en medio de lobos. No lleven monedero, ni bolsón, ni sandalias, ni se detengan a visitar a conocidos». Él los envío con una consigna, vayan ligeros de equipaje, indicándoles no llevar nada material, solo el corazón preparado para acoger, comprender y mitigar todos los desafíos que implica estar fuera y en lugares desconocidos.
Del mismo modo, les dice que en todos los lugares donde lleguen transmitan y saluden: «La paz sea en esta casa». Un saludo que hoy en día necesitamos con urgencia en nuestro mundo y nuestras relaciones. ¿Eres una persona que promueve la paz? ¿Qué gestos promueves para vivir en paz? Así como les dice que curen y acompañen a los enfermos. «Cuando entren en una ciudad y sean bien recibidos, coman lo que les sirvan, sanen a los enfermos y digan a su gente: ‘El Reino de Dios ha venido a ustedes’». Como seguidor/a y discípula/o de Jesús: ¿Cómo acompañas a los más vulnerables, a los que están a tu alrededor? ¿Participas de alguna organización que promueve la convivencia pacífica y los derechos de los vulnerables?
Los discípulos/as regresan felices de la misión que han podido realizar y le dicen a Jesús: «Señor, hasta los demonios nos obedecen al invocar tu nombre». ¿Qué le agradeces a Jesús todos los días? ¿En tu servicio pastoral reconoces a Jesús presente, actuando o crees que lo haces por tu propio esfuerzo?
Jesús les recuerda que el poder con el cual han curado y se han sentido protegidos del mal, es un poder de servicio. «Miren que les he dado autoridad para pisotear serpientes y escorpiones, y poder sobre toda fuerza enemiga: no habrá arma que les haga daño a ustedes». ¿Cómo utilizas el poder que tienes en tu servicio pastoral? ¿Te consideras una persona capaz de animar y acompañar el proceso de fe de tus compañeras/os de camino?
Gracias, Jesús, porque me considero una discípula tuya, gracias por tu cercanía, por hacerte cada día el encontradizo y estar presente ahí cuando me siento desanimada, cansada, porque muchas veces quiero ver frutos de todos mis esfuerzos misioneros. Enséñame a comprender que tú eres quien seguirá indicándome por dónde ir.
Vuelve a leer el texto bíblico y quédate contemplando cómo son las dinámicas y las relaciones de los discípulos con Jesús, entre ellos. Escucha las conversaciones, hazte el/la invitada a celebrar el gozo de todo lo que han podido hacer en su misión. Escucha como Jesús les habla y les hace entender que su poder es de servicio.
Aquí estamos, Jesús, con los pies descalzos, heridos de todas las corridas, dispuestos/as para seguir aprendiendo de ti. Queremos ser hombres y mujeres gestores/as de paz, de unidad. Ayúdanos a comprender que nuestra única misión es ser luz para los demás.
Imagen: Pexels.