El desafío del crimen organizado en Chile: Percepciones, realidades y riesgos ante la falta de inteligencia estatal

La solución a estos problemas requiere una cooperación entre todos los actores nacionales.

Sin lugar a duda, el crimen organizado en Chile ha tenido un gran impacto en la opinión pública y en la ciudadanía, debido a los numerosos casos de asesinatos, mutilaciones, extorsiones y otras manifestaciones de violencia que afectan principalmente a los sectores populares. Esta situación refleja un cambio cultural en la sociedad, donde el crimen organizado ha penetrado y socavado el tejido social, promoviendo valores basados en una masculinidad tóxica, la violencia, el control territorial y el tráfico de drogas, entre otros aspectos.

El Estado chileno, después de la pandemia y el estallido social, parece perplejo y carece de la capacidad necesaria para hacer frente a este problema. La falta de inteligencia para identificar a los responsables de estos actos criminales, especialmente aquellos extranjeros que ingresan al país de manera irregular, agravan aún más la situación. Esta falta de capacidad se refleja en la asociación que se hace en los medios de comunicación entre delincuencia e inmigración. Y eso genera una percepción negativa hacia los extranjeros y puede desencadenar reacciones violentas en la población.

Lo que quiero expresar al respecto es que la inteligencia nos permite distinguir entre aquellos que ingresan ilegalmente con intenciones delictivas, como ha ocurrido en innumerables ocasiones, y aquellos que vienen a trabajar y construir una nueva vida en nuestro país. Sin embargo, debido a ella, estas asociaciones ya son una realidad y representan un peligro considerable.

Al respecto, presento algunos datos estadísticos recientes. La Encuesta Bicentenario de 2023 de la Universidad Católica, que se realiza anualmente desde 2006, muestra resultados preocupantes en cuanto a la percepción que tienen los chilenos sobre la relación entre migración y delincuencia, según explicó el profesor Roberto Méndez, de la Escuela de Gobierno de la UC.

Algunos hallazgos clave de la encuesta señalan que un 91% cree que la presencia de inmigrantes ha tenido un efecto en la delincuencia, pese a que un 76% asegura no haber tenido problemas con inmigrantes. Un 86% considera que la cantidad de migrantes en Chile es excesiva. Existe una alta percepción de violencia, incluso mayor a la registrada en 1970 durante el gobierno de Salvador Allende, generando el temor de que amenace el orden institucional y la democracia.

Ante esto, las personas estarían dispuestas a sacrificar algunas libertades a cambio de mayor seguridad, lo que podría favorecer discursos “tipo Bukele” en próximas elecciones(1).

En ese sentido, considero que nuestro país carece de la infraestructura necesaria para acoger a grandes contingentes de población migrante, lo cual podría convertirse en un desafío a corto y mediano plazo, especialmente en lo que respecta al tema de la vivienda. Recientemente, hemos sido testigos a través de los medios de comunicación de la marcha realizada por migrantes en la ciudad de Antofagasta, en la cual solicitaron evitar el desalojo de las tomas de terrenos donde residen. Esta situación ha generado opiniones divididas y reacciones diversas en la sociedad(2).

Es evidente que existe un problema sin una solución clara, ya que las personas que han postulado a programas de vivienda social y que esperan obtener un hogar legítimamente podrían sentirse relegadas ante la ocupación ilegal de terrenos por parte de algunos migrantes, de acuerdo con la ley vigente. ¿Nuestro país tenía una política migratoria ordenada y clara al respecto? Claramente, no. De hecho, ni siquiera tiene una política migratoria.

Por su parte, la falta de integración de algunos inmigrantes en la sociedad chilena, así como la proliferación de actividades sospechosas, como las barberías abiertas en horarios inusuales, alimenta aún más la desconfianza y el prejuicio hacia los extranjeros. En efecto, la propia Contralora general subrogante, Dorothy Pérez, realizó una exposición —frente a alcaldes y directivos municipales— sobre la fiscalización a servicios que tienen deberes de control y advirtió puntualmente respecto de patentes entregadas a barberías que están “abiertas hasta las 3 a.m y con delivery”(3).

Sobre lo mencionado anteriormente, en Coquimbo, donde me encuentro escribiendo, en la calle céntrica Camilo Henríquez, hay tres barberías en una sola cuadra, lo cual resulta completamente absurdo y genera una demanda innecesaria. Imagino que este fenómeno se repite en otros puntos del país, tal vez con una concentración similar, como sucede en el caso de esta ciudad.

En virtud de esto, existe una clara necesidad de coordinación y fiscalización efectiva para abordar estos problemas y evitar que se perpetúen estereotipos negativos en los medios de comunicación y en la opinión pública. De ahí la importancia, entre otras cosas, de inversión en inteligencia. Así, todas las policías y FF. AA podrían tener un único sistema para detectar a criminales o problemas para la seguridad nacional.

Por otro lado, es preocupante observar cómo ciertos sectores minoritarios en la sociedad chilena abogan por medidas extremas, como el despliegue de fuerzas militares, lo que refleja una lógica antidemocrática y una desconfianza en el sistema político y en las instituciones democráticas. El triste asesinato de los tres carabineros en Cañete, y la reacción de las personas en marchas improvisadas en apoyo a la institución, revelan un movimiento subterráneo de ciudadanos con una postura firme en relación a la seguridad. Respecto de esto, el gobierno no quiso aplicar la ley antiterrorista, y desconocemos la razón. Sin embargo, las señales que emite el gobierno también son significativas, ya que dan la impresión de que el Estado chileno es débil para enfrentar el crimen organizado, algo que los criminales saben perfectamente. El asesino del carabinero Martínez, capturado en Colombia, haciendo muecas y gestos a las cámaras, refleja claramente su desprecio hacia las autoridades chilenas.

Es preocupante observar cómo ciertos sectores minoritarios en la sociedad chilena abogan por medidas extremas.

Por último, el apoyo de los ciudadanos a Carabineros en marchas improvisadas es un tema que debemos tomar en serio. No es algo trivial, ya que los discursos que subyacen en ello abogan por una política firme contra la delincuencia y el crimen organizado, basada en una lógica decisionista. Es decir, como decía Carl Schmitt, una lógica fundamentada en razones de facto más que en el derecho.

Así entonces, este discurso, similar al pensamiento militar a principios del siglo XX, donde política y política liberal se consideraban sinónimos, refleja, en el fondo, una visión negativa de la política. Estamos observando un fenómeno similar en la actualidad. Las personas, al sentirse decepcionadas y no escuchadas por las autoridades debido a la gran cantidad de delitos, pueden adoptar o tener una predisposición hacia ideas antiliberales y antidemocráticas. Esto puede ser explotado por movimientos o partidos que siguen esa línea. Por esta razón, he insistido en esta columna en la necesidad de tener mucho cuidado, ya que la decepción, la rabia y la impotencia pueden desencadenar un giro violento, con una sensación de revanchismo, especialmente hacia ciertos colectivos sociales, como los migrantes, a quienes se les puede atribuir erróneamente la responsabilidad de todos los problemas del país. Este discurso y esta tesis están lamentablemente muy presentes en la actualidad.

Al final de esta columna, quiero hacer hincapié en que esta contingencia debemos tomarla en serio y no minimizarla. Sería un error restar importancia, como han hecho algunos funcionarios del gobierno, a la violencia del crimen organizado, ya que este está erosionando gradualmente el tejido social, especialmente en las poblaciones. Es importante reconocer que la solución a estos problemas requiere una cooperación entre todos los actores nacionales, así como una inversión en inteligencia para distinguir entre aquellos que buscan un futuro mejor en Chile y aquellos que representan una amenaza para la seguridad pública. La falta de una inteligencia efectiva a nivel estatal solo alimenta las ideas radicales de derecha extrema que buscan soluciones simplistas y autoritarias a problemas complejos.

(1) https://encuestabicentenario.uc.cl/wp-content//uploads/2024/04/Bicentenario-2023-final.pdf
(2) https://www.latercera.com/la-tercera-tv/noticia/extranjeros-realizan-multitudinaria-marcha-por-notificacion-de-desalojo-en-antofagasta/WWNOUYZZ5VDORNVUL2P3D3LJS4/
(3) https://cooperativa.cl/noticias/pais/organismos-del-estado/contraloria/contralora-alerto-a-alcaldes-sobre-barberias-que-atienden-de-madrugada-y/2024-04-12/111449.html

Imagen: Pexels.

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