El dueño de las llaves

¿En tu comunidad cristiana, cómo gestionas el poder? ¿Eres de los que abres o de los que cierras puertas?

Está en todo colegio, parroquia o institución: el dueño de las llaves. Y digo dueño —o dueña—, porque se considera a sí mismo el propietario del chiringuito. El guardián de Israel, el protector de la quintaesencia. No es el que toma las decisiones, el que aparece en el organigrama o el que lleva a cabo la misión, pero todos saben que por su llavero, por su cara y por sus contestaciones pasa el buen —o mal— discurrir de la tarea encomendada. Es el guardián de las llaves. Y con esto se dice todo.

En el fondo es el dueño del poder, porque permite o no que salgan las cosas adelante. Las trabas o las facilidades. Y aquí nos abre otra pregunta de fondo, ¿quién ostenta el poder en nuestras parroquias o instituciones? ¿Y cómo lo hace? Porque todos sabemos que las personas se dividen entre los que ponen facilidades y los que solo ponen pegas —sabiendo que no todo vale—. Y esto, en la misión, se nota. Y no es la ingenuidad del que todo le parece bien, es sencilla y llanamente voluntad política, o cuestión de egos. Y esto se extiende al guardián de la hucha y hasta el que controla la clave wifi, no nos olvidemos.

¿Quién ostenta el poder en nuestras parroquias o instituciones? ¿Y cómo lo hace?

San Pedro suele ser representado con un puñado de llaves, que son las del cielo, pero también la de nuestras salas y comunidades. En nuestras manos está crear comunidades cristianas que faciliten la acción del Espíritu Santo o ser sencillamente policía aduanera —amante de la norma— encargada de gestionar un poder que no nos pertenece.

¿Y tú, en tu comunidad cristiana, cómo gestionas el poder? ¿Eres de los que abres o de los que cierras puertas?


Fuente: https://pastoralsj.org / Imagen: Pexels.

logo

Suscríbete a Revista Mensaje y accede a todos nuestros contenidos

Shopping cart0
Aún no agregaste productos.
Seguir viendo
0