Vivimos en una cultura visual, pero no debemos olvidar que hay cosas que no se ven, que aparentemente no son importantes y que, sin embargo, son fundamentales en nuestro entrenamiento espiritual.
En el mundo del deporte una de las cosas que los atletas aprenden con el tiempo es que hay un tipo de entrenamiento que no es visual pero es muy importante. No requiere zapatillas especiales, ni una ropa determinada, ni siquiera de un equipo para llevarlo a cabo. Se trata del entrenamiento invisible.
Consiste fundamentalmente en una buena alimentación, hidratación y descanso. Son aspectos que pueden pasar desapercibidos porque no forman parte del entrenamiento en un gimnasio o en un terreno de juego, pero realizan en el atleta un papel fundamental para poder conseguir los objetivos que se propone.
Algo parecido sucede en nuestra vida espiritual cristiana. Puede ser que todos reconozcan su actividad creyente cuando van los domingos a misa o están en una capilla haciendo oración. Eso es muy importante y hay que seguir haciéndolo (como el deportista hace su entrenamiento con pesas o entrena en una pista de atletismo), pero hay otra parte de nuestra vida creyente que no se ve y que también forma parte de nuestro “entrenamiento espiritual”.
Hay otra parte de nuestra vida creyente que no se ve…
Para cuidar y mantener nuestro entrenamiento espiritual invisible nos pueden ayudar adiciones como dar gracias a Dios cuando vemos o escuchamos algo que nos ilusiona y genera esperanza; pedir por la persona que nos acaba de decir que está atravesando un momento difícil; revisar el día tratando de ver el paso de Dios en él; hacerse la señal de la cruz antes de acostarse, ofrecer el nuevo día nada más levantarse o repetir un trocito de un salmo, a modo de jaculatoria, durante el día, nos pueden ayudar a disponer el corazón para momentos de nuestra vida creyente más especiales.
Vivimos en una cultura visual, pero no debemos olvidar que hay cosas que no se ven, que aparentemente no son importantes y que, sin embargo, son fundamentales en nuestro entrenamiento espiritual.
Fuente: https://pastoralsj.org / Imagen: Pexels.