El Evangelio que anunciamos las mujeres. Compañeras, llamadas, unidas… por el Espíritu

Debemos anunciar con alegría esperanzada que otra Iglesia es posible.

Domingo 9 de junio
Compañeras, llamadas, unidas… por el Espíritu
Juan 20, 19-23.

Queridas y queridos… Somos Naty Zúñiga y María Isabel Miranda, ambas compañeras de ruta, profesora y alumna, hermanas, madre e hija con un cordón umbilical que traspasa alimento y vida, que nos une desde el amor, la misión y la mirada esperanzada en la construcción del Reino.

Fui invitada como mujer a comentar este Evangelio y le pedí a Naty que me colaborara. Ella tuvo la oportunidad de vivir el Magis, una experiencia de crecimiento espiritual para jóvenes en Centroamérica este mes de enero, y su visión de joven alienta, por medio de su trabajo pastoral, a nuestra comunidad de estudiantes en nuestro Colegio Lecaros, acompañándolos y animándolos con alegría y testimonio.

Contemplando el Evangelio, inicialmente a ambas nos llama la atención el encierro de los discípulos. Si bien ellos tenían miedo y estaban paralizados ante lo sucedido, ¿cuántas veces nosotros, hoy, aún nos sentimos así?, ¿cuántas veces a partir del dolor de nuestra Iglesia nos hemos paralizado y quedado en el dolor? Pero, no podemos seguir permitiendo que nos abusen, nuestra misión de denunciar todo tipo de abuso debe hacerse carne cada día, y también debemos anunciar con alegría esperanzada que otra Iglesia es posible.

Naty vio en Centroamérica una Iglesia compuesta por personas con nombres, familias e historias, movidas por la fe y la justicia, en la cual lo comunitario es lo que marca el paso; ¿no podríamos también nosotr@s construir una Iglesia con rostros, en la que lo humano sea signo de Dios, en la que la lucha del agua, la educación, la salud sea un mandato Divino?

“Los discípulos se regocijaron al ver al Señor”, ver al Señor es encontrarlo en lo cotidiano, en el vecino, en el abuelo, la cara sonriente de cada niño y niña, en las causas que necesitan de nosotr@s, en el sol de cada día, pero, cómo anunciar la buena noticia si no lo hacemos con la santa alegría de saber que Jesús se pone en medio de nosotros y que su Espíritu nos anima e invita a ser manos que amasan justicia, verdad y reparación. ¡Tenemos una gran oportunidad!

Dispongámonos a la Gracia, la que debemos reconocer, comprender y hacerla parte de nuestro actuar. Necesitamos hacernos conscientes del Soplo de Dios en nuestras vidas, que sea la Ruah, la que nos interpela y nos vitaliza desde nuestro interior, para salir alegremente y, sin miedo, ponernos en camino, confiad@s en el amor que nos trae su paz.

Comenzamos esta reflexión con mi querida lamngen Naty pidiendo al Espíritu Santo que nos asistiera, ella trayendo su alegría de joven dispuesta a “vivir buscando servir y amar”, y yo contemplando cada día al sol que se pone, con la promesa de volver a salir diciendo “la paz sea con ustedes”.

Pidamos al Espíritu Santo que no tengamos miedo, que reconozcamos su soplo, y que al igual que los discípulos ese día primero de la semana… Nos regocijemos de ver al Señor.

* Queridas hermanas, queridos hermanos, les enviamos una nueva homilía del Evangelio que anunciamos las mujeres. Nos alegramos y agradecemos los ojos y la voz nueva de mujeres que se atreven a decir y orar el Evangelio para nuestras comunidades. Estas van enriqueciendo nuestra capacidad de comprender y ampliar el mensaje de Jesús. Pueden encontrar todos los comentarios anteriores en Facebook: Mujeres Iglesia Chile, en la página de la Revista Mensaje: https://www.mensaje.cl/category/noticias/iglesia/ y en la página: https://kairosnews.cl

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Fuente: https://www.facebook.com/MujeresIglesiaChile/

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