El vino es más que el ingrediente importante de la fiesta. El vino es símbolo de la fe, igual como en el texto de las vírgenes prudentes.
Domingo 20 de enero
“El Vino que Jesús nos da” (Jn 2,1-11).
¿Qué es lo más importante de Caná? ¿Qué es lo esencial en esta escena, esta situación?
Sabemos que es una fiesta importante. Sabemos que esta fiesta dura varios días y que participan muchas personas para compartir la alegría de la nueva pareja. Para ser testigos de algo nuevo, una alianza nueva, el comienzo de una familia nueva, la expresión del amor entre dos personas. Padres, hermanos, primos, amigos, vecinos, todos están invitados a participar en este acontecimiento. El texto no nos revela quiénes son los novios, ni cuál es la relación que Jesús y María tienen con ellos. Solo sabemos que estaban ahí y participaban. Tampoco nos cuenta el número de los invitados, sin embargo, menciona que eran seis tinajas que contenían 100 litros de agua cada una. ¿Esto es importante?
Entonces, lo que sí sabemos es que María y Jesús estaban invitados y fueron, no buscaron excusas para no asistir, como en otro texto algunos invitados hacen. Esta presencia y participación de ellos nos habla de Jesús, de un Maestro que no rechaza las celebraciones, ni las alegrías. Él sabe valorar el encuentro y el compartir en un momento tan especial como es la boda.
Todo está preparado, la fiesta debe realizarse de la mejor manera. Y sabemos que es María quien avisa que falta vino. María se dirige a Jesús para arreglar este problema “casero”. ¿No debería haberse dirigido mejor a alguien de la casa?
Pienso que el vino es más que el ingrediente importante de la fiesta. El vino es símbolo de la fe, igual como en el texto de las vírgenes prudentes. La celebración de la boda es celebrar la vida; no la vida de la persona como individuo, sino como personas en comunión, en conjunto. Y aunque la preparemos lo mejor posible, puede pasar que nos falte algo para seguir celebrando la vida. Podemos realizar muchas acciones, pero si falta en ellas el sentido o contenido, no sirven para nada. ¿De qué sirven seis tinajas, si no contienen nada? Revisando lo que significa el número seis, me encontré con la explicación: aprecio, entendimiento y humanidad. ¡Me da sentido! Y cada uno con la capacidad de ¡100 litros!
María toma un rol muy importante en esta escena. Es ella quien se da cuenta y da aviso al único que puede resolver el problema. Como mujer, ella ve la necesidad del grupo celebrante. Quizás ve muchas cosas: imperfecciones de la fiesta, una mancha, una loza quebrada, sin embargo, lo que pide a Jesús es remediar la falta de vino. Me pregunto ¿qué es lo que yo veo?, ¿las manchas?, ¿las imperfecciones? o ¿veo también las grandes necesidades de mis hermanas y hermanos? ¿Veo la falta de aprecio del uno al otro en las comunidades de mi capilla, de mi población, entre mis compañeros? ¿Veo la falta de entendimiento cuando hablamos respecto de los grandes problemas sociales a nivel nacional o mundial? En temas de AFP, cesantía, droga, migrantes, economía. ¿Veo la falta de humanidad en medio de los pueblos en guerra, en medio de una familia con problemas de violencia intrafamiliar, en la atención médica de mis hermanos en situación de Calle?
¡Señor! No tienen vino. Nos falta lo más importante para celebrar la vida, danos Tú, lo que necesitamos para vivir.
* Queridas hermanas, queridos hermanos, les enviamos una nueva homilía del Evangelio que anunciamos las mujeres. Nos alegramos y agradecemos los ojos y la voz nueva de mujeres que se atreven a decir y orar el Evangelio para nuestras comunidades. Estas van enriqueciendo nuestra capacidad de comprender y ampliar el mensaje de Jesús. Pueden encontrar todos los comentarios anteriores en Facebook, Mujeres Iglesia Chile, y en la página de la Revista Mensaje: https://www.mensaje.cl/category/noticias/iglesia/
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