El Evangelio que anunciamos las mujeres. «Esperanza»

Dios nos regaló dones y debemos dar el máximo fruto con ellos, ver todas las posibilidades, para el bien de nuestro entorno y de la sociedad en que vivimos.

Domingo 19 de noviembre, 2023
Evangelio según san Mateo (25,14-30).

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: “Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco’. Su señor le dijo: ‘Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor’. Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: ‘Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos’. Su señor le dijo: ‘Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor’. Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: ‘Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo’. El señor le respondió: ‘Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes’”.

Según el evangelio de hoy, el bueno y fiel es el siervo empeñoso, y el malo y perezoso es el temeroso. El mal del siervo temeroso es no haber hecho nada, pecar por omisión, muchas veces decimos que somos buenos cristianos porque no hacemos mal, pero tampoco hacemos bien, por ejemplo:

— Como mujeres vemos a nuestra amiga siendo maltratada psicológicamente por su marido y decimos, mejor no me meto, en pelea de matrimonios uno no se mete, y no hacemos nada, ni siquiera un consejo a esa amiga, de que piense en la situación en la que está, para que pueda remediarla.
— En el trabajo, vemos al flojo que no hace su trabajo y se lo recarga a los otros, cuando el jefe pregunta, nadie dice que él no trabajó a la par con sus compañeros e igual recibe el bono de productividad, etc.

Como dijo San Alberto Hurtado: “Es bueno no hacer el mal, pero es malo no hacer el bien”. Frecuentemente cometemos el pecado de omisión, por miedo, flojera o simplemente por no salir de mi burbuja tan satisfactoria en que estoy. La vida se nos regaló para hacer, realizar buenas cosas y acciones con ella y siempre pensando en el prójimo y su bienestar que también es el mío y así podemos construir una sociedad más justa y solidaria. Dios nos regaló dones y debemos dar el máximo fruto con ellos, ver todas las posibilidades, para el bien de nuestro entorno y de la sociedad en que vivimos.

La vida se nos regaló para hacer, realizar buenas cosas y acciones con ella y siempre pensando en el prójimo y su bienestar que también es el mío.

Muchas veces son las mujeres quienes dan el máximo de sus posibilidades y pensando en el otro, pero, pecamos de no ser solidarias entre nosotras, nos falta creernos que somos llamadas a cambiar la sociedad, para que sea el reino en la Tierra. “El secreto de poseer la vida es darla“ (Papa Francisco), poseemos lo que damos a los demás.


Fuente: Mujeres Iglesia Chile / Imagen: Pexels.

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