El Evangelio que anunciamos las mujeres. “Jesús nos muestra el camino… volver nuestra mirada a Dios”

Poner a Dios en el centro y dócilmente seguir el camino que el buen Jesús nos va trazando para ir a su encuentro.

Domingo 2 de septiembre
Jesús nos muestra el camino… volver nuestra mirada a Dios” (Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23)

El Evangelio de este domingo nos presenta una escena que invita a reflexionar sobre lo divino y lo humano. Para darle sentido, podemos ir más allá e imaginarnos en los tiempos de Jesús. Sin embargo, puede resultar más interesante mirarnos hoy y comparar nuestro actuar en estos tiempos de crisis de nuestra Iglesia, con el de los fariseos en aquellos tiempos. Porque al igual que ellos, a mi parecer, nos hemos confundido con la ley de Dios y lo que es su interpretación. Y como consecuencia de esta confusión, nos hemos inmovilizado sin saber qué hacer.

En una primera mirada, conecto el Evangelio con nuestro contexto actual.

Hoy nuestra Iglesia demuestra una dolorosa fractura, que se gestó hace mucho tiempo y no supimos ver. Se inició cuando sacamos a Dios del centro, para poner la ley de los hombres en su lugar. Nos desenfocamos y hoy están dañadas las confianzas, en crisis los liderazgos, y hasta se han confundido los propósitos.

Como reacción a algo que nunca quisimos que hubiese ocurrido, hemos hecho juicios dominados por el miedo, la rabia, la indiferencia. Emociones humanas, que nacen de nuestro dolor y frustración, que evitan que nos dejemos tocar por el Espíritu, dejando en el camino al pobre, al que sufre, a la víctima, al abandonado, y a nosotros mismos en nuestra precaria fragilidad, alejándonos aún más de nuestro sentido de Iglesia que ya está dañada.

En ese sombrío estado, vuelvo a tomar el Evangelio de Marcos, y al profundizar un poco más, me lleno de esperanza. Porque entre líneas lo encontré a Él, como tantas otras veces, amoroso y firme, señalándome el camino.

Ya desde la primera lectura, se nos dan varias pistas. Por voz de Moisés, Dios nos pide que confiemos, y no quitemos ni agreguemos nada a la ley que nos ha dejado, asumiendo que podemos ser capaces de administrar esa verdad, porque lo reconocemos a Él como Dios creador, Dios del amor, la verdad y la justicia. En el salmo nos dan luces de cómo proceder en la ley de Dios. En la segunda lectura también nos dan señales de lo divino, y se nos indica dónde poner nuestro foco, y cómo acercarnos a Él poniendo en práctica su palabra.

En el Evangelio, Jesús se dirige a los fariseos y les hace ver que han dejado de lado el mandamiento de Dios y se guían por mandamientos humanos, que muestran lo peor de cada uno. Pero más que eso, los pone en su lugar como creaturas, imperfectas, impuras. Y con ello también me confronta, y me pone a mí en mi lugar.

Y entonces me pregunto, ¿qué puedo hacer frente a esta crisis? Y me quedo con la idea de la creatura, que para encontrar un sentido a su existencia, debe ir al encuentro con su creador, con su esencia, con el centro de todo, con su origen, con lo que la nutre. La segunda lectura lo dice: “Aceptar dócilmente su palabra” y confiar en Él.

En mi caso, descubro que necesito la oración para ir al encuentro con Dios. Pedirle al Espíritu la sabiduría para guiar pensamientos, palabras y acciones en el nombre de Dios, y la fortaleza para sostener mi fe y la de los demás. Eso es hacer Iglesia. No actuar como los fariseos, que con exceso de juicio generaban más confusión, distancia y exclusión.

El domingo pasado Jesús le pregunta a sus apóstoles si quieren abandonarlo. Y Pedro le contesta: “Señor… ¿a quién iremos?…

En esta crisis, yo tengo la misma respuesta. Y más firme aún.

Por ello, en este día especialmente, les invito a poner a Dios en el centro y dócilmente seguir el camino que el buen Jesús nos va trazando para ir a su encuentro.

* Queridas hermanas, queridos hermanos, les enviamos una nueva homilía del Evangelio que anunciamos las mujeres. Nos alegramos y agradecemos los ojos y la voz nueva de mujeres que se atreven a decir y orar el evangelio para nuestras comunidades. Estas van enriqueciendo nuestra capacidad de comprender y ampliar el mensaje de la Palabra, el mensaje de Jesús. Les invitamos a escuchar, meditar y compartir esta homilía, que nos invita a salir del silencio y hacernos profecía viviente con toda la fecundidad que hay dentro de nosotras. Pueden encontrar todos los comentarios anteriores en Facebook, Mujeres Iglesia Chile, y en la página de la Revista Mensaje: https://www.mensaje.cl/category/noticias/iglesia/

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Fuente: https://www.facebook.com/MujeresIglesiaChile/

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