Sean perfectos es un llamado a subir a la cima, a contemplar el horizonte, ver salir el sol y hacer nuestro el dolor, las miserias de la injusticia, del silencio corrupto, de la comodidad y de la instalación que da la seguridad.
Domingo 23 de febrero 2020
Mateo 5, 38–48
“Ustedes han oído que se dijo: «Ojo por ojo y diente por diente». Pero yo les digo: No resistan al malvado. Antes bien, si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra. Si alguien te hace un pleito por la camisa, entrégale también el manto. Si alguien te obliga a llevarle la carga, llévasela el doble más lejos. Da al que te pida, y al que espera de ti algo prestado, no le vuelvas la espalda. Ustedes han oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo y no harás amistad con tu enemigo». Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores, para que así sean hijos de su Padre que está en los Cielos. Porque él hace brillar su sol sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos y pecadores. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué mérito tiene? También los cobradores de impuestos lo hacen. Y si saludan solo a sus amigos, ¿qué tiene de especial? También los paganos se comportan así. Por su parte, sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo”.
“LA PERFECCIÓN UN CAMINO DE CONVERSIÓN Y DE HUMANIZACIÓN”
En la ruta por la cual estamos transitando en este segundo mes del 2020, el Evangelio de hoy nos recuerda una frase dura, que desafía al enfrentamiento, a una actitud de venganza, de poco respeto y de devolver mal por mal: “Ojo por ojo y diente por diente”. Hoy por hoy pareciera que la humanidad ha vuelto a hacer suya esta frase, el odio, la arrogancia, el menosprecio al valor de la vida, especialmente con las mujeres. Precisamente hace unos días por televisión comunicaban una noticia de 265 mujeres muertas en México, distrito federal, la última una niña de 7 años; impresiona, duele, no son los números, sino la vida de ellas. Así también en nuestro propio país, se dan diversas situaciones y hechos que van violando el derecho de vivir en paz y dignidad. Frente a esto es conveniente preguntarnos como seguidores y seguidoras de Jesús, ¿cuál es mi actitud?, ¿cómo voy interiorizando la realidad?, ¿cuáles son mis reacciones?, ¿colaboro o simplemente voy echando más leña al fuego para seguir dividiendo, fragmentando a mis vecinos, al lugar de trabajo, a la comunidad religiosa, a la parroquia, capilla, etc.?
Jesús escucha, acoge, tiene compasión, comparte el dolor, ríe con los que ríen, llora con los que lloran, sus actitudes y su propia persona en todo su ser nos interpelan e invitan a ser distintas y distintos, a promover el respeto y la solidaridad, a despojarnos de nuestras seguridades, a colocarnos en el lugar del otro. Nos llama a “entregar también el manto…”, esto no es entregar la vestimenta física, sino aquellas capas que van envolviendo nuestro corazón que finalmente se vuelven rocas que no nos permiten entrar ni en nosotros ni en los demás. ¿Cuáles son esas capas, nos podríamos preguntar? Para ir descubriéndolas puede servir entrar en un lugar a solas y colocarse delante de Jesús, hacer un mapeo de tu corazón de estos últimos tiempos, en un ejercicio muy sencillo puedes dibujar un corazón y, dentro de él, ir escribiendo qué lo ocupa… y quedarse ahí unos instantes, cierra tus ojos y deja que vayan fluyendo tus sentimientos… tranquilamente y sin apuros, luego toma tu dibujo, coloca porcentajes y contempla… luego puedes preguntarte a la luz del Evangelio de hoy ¿cuáles sentimientos debes fortalecer?
Al término del texto Jesús nos dice: “Ustedes sean perfectos como su Padre Celestial es perfecto”, invitación, desafío, camino, vida cotidiana, situaciones, hechos, contingencia, vida eclesial, laicas, laicos, religiosas, religiosos, esta profunda frase de Jesús es la columna vertebral de todo nuestro peregrinar hasta la muerte. Sean perfectos es un llamado a subir a la cima, a contemplar el horizonte, ver salir el sol y hacer nuestro el dolor, las miserias de la injusticia, del silencio corrupto, de la comodidad y de la instalación que da la seguridad; para anunciar que Jesús trae un mensaje nuevo, contrario a todo esto, que Él mismo es un camino de liberación, de solidaridad, amor, entrega, humanidad, diálogo, fidelidad, acogida, respeto, bondad, misericordia. Es de esa perfección a la cual estamos llamadas y llamados a vivir, a vestirnos del manto del desapego, del servicio, del amor, la paz, la alegría, del gozo, la sencillez, de la humildad y de un corazón ensanchado que no discrimina ni condena.
Puede ayudar entrar a solas en silencio exterior e interior y dejarse afectar por este último versículo, Mateo 5, 48, y pedir la Gracia de comprender este llamado e invitación y luego preguntarse: ¿Qué dones tengo para colaborar en esta invitación? ¿Cuál puedo intensificar y trabajar más este año personalmente y en comunidad?
Deseo de todo corazón un buen año para todas y todos y les animo a seguir en nuestras opciones que conllevan luchas y pasión por seguir contribuyendo a este presente, sin prisa, pero sin pausa, a ir discerniendo la vida que va fluyendo en cada criatura y que la Ruah siga movilizando e impulsando nuestra vida. ¡Bendiciones!
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