El Evangelio que anunciamos las mujeres. “Los Escribas y la ofrenda de la Viuda”

Después de 2000 años seguimos atraídos por realizar las mismas acciones que los escribas, ser el centro de atención, sentirnos valorados. ¿Qué carencia estamos ocultando con esta vitrina al mundo?

Domingo 11 de noviembre
Los Escribas y la ofrenda de la Viuda” (Mc 12, 38-44).

Jesús es el Maestro, siempre atento, observando nuestras actitudes ante cada situación de nuestra vida, siempre fino y certero, para enseñarnos. Qué mejor ejemplo este pasaje del evangelio de Marcos, donde se observan dos reacciones ante un mismo hecho, la soberbia y arrogancia de los escribas y la humildad y bajo perfil de la viuda. Observa desde el Templo, lugar de oración, de enseñanza y aprendizaje.

Estamos viviendo en un mundo en que necesitamos ser “mirados y admirados”, sea en el diario vivir como en el mundo virtual, especialmente a través de las redes sociales. Ser vistos y compartir cada momento con “todos” para muchos es importante. Es sentir que se está vigente. Después de 2000 años seguimos atraídos por realizar las mismas acciones que los escribas, ser el centro de atención, sentirnos valorados. ¿Qué carencia estamos ocultando con esta vitrina al mundo?

Este hecho de solo mirarnos a nosotros mismos nos hace a olvidarnos “del otro”. El que está solo, con hambre, el sediento, el enfermo, el cansado, el que está preso. Pero ¿cuándo estuve hambriento, sediento, enfermo…? (Mt 25).

Cada uno de nosotros en más de alguna ocasión nos hemos sentido así. Sin embargo, Jesús nos regala personas que nos tienden la mano. Hoy ese alguien es la viuda. Tiende la mano desde su misma pobreza y humildad. No hace ruido, es como si lo hiciera incluso pidiendo perdón por lo poco que puede dar. Ella lo da todo, “de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir”.

¿Damos a otros lo que tenemos para vivir? ¿Nuestro tiempo, nuestro trabajo, nuestra vida? ¿Somos capaces de dar nuestra alegría, inteligencia, fortaleza? ¿Podemos compartir nuestros talentos, nuestra generosidad? ¿Solo compartimos lo que nos sobra, lo que no queremos o no nos sirve? ¿Qué soy capaz de dar hasta que duela como decía el Padre Hurtado?

La vida es rápida, instantánea, vivimos apurados. Detengámonos por un momento.

¿Qué pasaría si re-evaluáramos en qué estamos cada día, cada mes? ¿Si repensáramos como queremos vivir? ¿Por qué no compartir un café con esa persona que se siente sola, llamar por teléfono a aquellas personas que no vemos desde hace tiempo, acoger al que tiene un problema? Abramos la percepción al resto del mundo. Gocemos de las cosas sencillas de la vida, oremos desde lo más profundo del corazón. Valoremos la vida, la creación de Dios y a todas esas personas que el Señor ha puesto en nuestro camino.

El Buen Maestro se alegrará porque compartimos lo que tenemos para vivir, como la viuda del Evangelio de Marcos.

* ¡Queridas amigas y compañeras de ruta, queridos amigos! Desde el primer domingo de Cuaresma, y hasta el último domingo del año litúrgico 2018, estaremos compartiendo con ustedes una reflexión sobre el Evangelio dominical. Con ello queremos visibilizar y compartir un comentario dicho por mujeres sobre la Palabra. Pueden encontrar todos los comentarios anteriores en Facebook, Mujeres Iglesia Chile, y en la página de la Revista Mensaje: https://www.mensaje.cl/category/noticias/iglesia/

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Fuente: https://www.facebook.com/MujeresIglesiaChile/

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