El Evangelio que anunciamos las mujeres. “Marchamos hacia el Reino haciendo historia”

Debemos dejar de clericalizar nuestra Iglesia y mirar un poco más, hay tantos que no son fieles y están haciendo tanto también.

Domingo 30 de septiembre
Marchamos hacia el Reino haciendo historia” (Mc 9, 38-43,45,47-48).

¿Podría el Evangelio ser más exacto a los signos de los tiempos? Este último periodo en la Iglesia chilena hemos vivido distintos hitos, que de seguro marcarán un antes y un después en todos. Algunos hablan de crisis, yo quiero hablar de esperanza.

El Evangelio del domingo nos relata el episodio en que Juan se acerca a Jesús para decirle que han visto a un hombre que expulsaba demonios en nombre de Dios. El discípulo le comenta que aquel hombre no pertenecía al grupo y se lo han impedido previamente. Jesús le dice entonces que no se lo impidan, porque una persona que hace milagros en nombre de Él no puede hablar en contra después, porque el que no está contra nosotros, está a favor nuestro.

En primera instancia, esta parte del Evangelio me hace sentir a un Jesús que nos trae esperanza. No se trata de categorizar a aquel que cree y que no cree, porque “Hay muchos de la Iglesia que no son de Dios y hay muchos de Dios que no son de la Iglesia”; dijo Karl Rahner, teólogo alemán. Juan tenía muy claro que pertenecía a un grupo y que tenía que ser fiel en eso, es una lógica que se mantiene mucho hoy en día en los grupos sociales. La Iglesia a la que pertenecemos no es ajena a eso, sin embargo, Jesús responde aludiendo con que en el fondo no es la lógica que quiere que tengamos, hay muchas personas que hacen tanto bien y sin embargo no pertenecen a nuestra comunidad. Pueden estar en muchas partes, en la universidad, en los colegios, en nuestra familia, nuestros amigos, el trabajo, las redes sociales, política, y tantos otros espacios que podemos reconocer. Jesús quiere que nos encontremos en el otro, con el otro, ese que también es mi hermano.

En el Evangelio dice que toda persona que haga bien en su nombre será bendecida, y quien separe e inquiete a estas personas que creen, debería alejarse y ser castigado. Actualmente vivimos en un contexto delicado, pero en el que se debe conversar, verbalizar. Debemos aprender a mirar con ojos de Fe, guiados por el Espíritu, debemos renovar también nuestra casa, así como es importante abrir las ventanas en las mañanas, es importante ver y reconocer aquello que no sirve, para que surja la paz y armonía. Debemos dejar de clericalizar nuestra Iglesia y mirar un poco más, hay tantos que no son fieles y están haciendo tanto también. Yo no creo en una Iglesia que culpa y oculta, creo en la Iglesia que pese a los errores tiene la humildad para reconocerse frágil y pequeña, que pide perdón y que necesita de la ayuda de otro, esa Iglesia que, pese a los desafíos, reconoce aquello que le impide avanzar para buscar soluciones.

Creo en el mensaje de este Evangelio, en el que Jesús nos invita a ser pacientes y ser caritativos, a estar con el corazón esperanzado por toda la gente que quiere hacer el bien; muchas mujeres y hombres son justos y están del lado de Jesús sin saberlo ni reconocerlo, no están en contra. Cristo es trascendente a la historia y es mucho más que la Iglesia, mucho más que nuestras fronteras, debemos mantenernos firmes, y no renunciar a su misión, no dejemos escandalizar a la gente que en su forma y a su manera se inspira en su vida.

Yo creo en este mensaje, en el que Jesús deja claro que lo importante de lo que está pasando hoy en día es poder limpiar esta Iglesia, dañada y golpeada, es poder unir mucha más fuerza con aquellos que están de nuestro lado, crear puentes entre las personas y dejar de construir muros. Creo que esa invitación nos hace hoy: a mirarnos, reconocernos, reconciliarnos y seguir luchando por la justicia haciendo el bien, pidiendo la Gracia de tener un corazón como el suyo, reencontrándonos con todos aquellos que, sin decir su nombre, en su libertad, van hacia el mismo horizonte, que es Dios.

* Queridas hermanas, queridos hermanos, les enviamos una nueva homilía del Evangelio que anunciamos las mujeres. Nos alegramos y agradecemos los ojos y la voz nueva de mujeres que se atreven a decir y orar el Evangelio para nuestras comunidades. Estas van enriqueciendo nuestra capacidad de comprender y ampliar el mensaje de la Palabra, el mensaje de Jesús. Les invitamos a escuchar, meditar y compartir esta homilía, que nos invita a salir del silencio y hacernos profecía viviente con toda la fecundidad que hay dentro de nosotras. Pueden encontrar todos los comentarios anteriores en Facebook, Mujeres Iglesia Chile, y en la página de la Revista Mensaje: https://www.mensaje.cl/category/noticias/iglesia/

_________________________
Fuente: https://www.facebook.com/MujeresIglesiaChile/

ARTÍCULOS RELACIONADOS

logo

Suscríbete a Revista Mensaje y accede a todos nuestros contenidos

Shopping cart0
Aún no agregaste productos.
Seguir viendo
0