El Evangelio que anunciamos las mujeres. “Nos hace partícipes de sus milagros”

Jesús muestra que no hace las cosas solo, en su obra están todos y todas sin importar en qué posiciones estemos en la sociedad, y nos muestra que, para servir, hay que hacerlo por dignidad de la persona e involucrando al Padre, dándole gracias, pidiéndole que nos acompañe con la bendición.

Domingo 29 de julio
Nos hace partícipes de sus milagros” (Jn 6, 1-15)

Este evangelio nos muestra que los hechos concretos hablan por sí mismos. La gente perseguía a Jesús por lo que él había hecho por las personas necesitadas, esa era su forma para identificar también el verdadero amor de Dios Padre y madre que no quiere que suframos.

Jesús quiere que seamos partícipes de las necesidades de la gente que busca algo, o que nos busca, por eso que, al ver a la multitud, hizo esa pregunta a Felipe: “¿Con qué compraremos pan para que coman?”.

Andrés se siente involucrado en la causa y hace una propuesta, ofreciendo lo que hay, aunque no cree que sea suficiente. Así, de alguna forma muestra su interés a la acogida y responde, aún dudoso, a la invitación de hacernos partícipes de lo que Jesús iba a hacer.

Jesús acepta la propuesta de Andrés e invita a la gente a sentarse. Cuando se habían acomodado, tomó los panes, dio las gracias a su Padre y los multiplicó. Jesús muestra que no hace las cosas solo, en su obra están todos y todas sin importar en qué posiciones estemos en la sociedad, y nos muestra que, para servir, hay que hacerlo por dignidad de la persona e involucrando al Padre, dándole gracias, pidiéndole que nos acompañe con la bendición.

Finalmente, Jesús manda a los discípulos a recoger lo que había sobrado. Cuando nos hacemos conscientes de las realidades que se nos presentan en medio del servicio, lo imposible se vuelve posible y llega en abundancia.

La gente quiere proclamar a Jesús como el Profeta que esperaban por lo que habían vivido con él, pero más aún por el “signo”, este signo que lo identifica como el hijo de Dios que vino a dar a conocer el verdadero amor. Para Jesús no era el momento de proclamarlo rey, necesitaba un tiempo de silencio. Jesús sigue enseñándonos como buen maestro; nos muestra que a pesar de todo el ritmo de la vida rápida que llevamos diariamente, es necesario dedicar un momento para uno/a mismo/a, para escucharnos y escuchar a Dios.

Jesús quiere que aprendamos a convivir, a servir y ser solidarias y solidarios en el servicio. Muchas veces llega alguien a tocar nuestra puerta o nuestra oficina y no sabemos qué responder, tal como le pasó a Felipe, pero cuando somos más, cuando respondemos en comunidad, como en el momento en que Andrés se sumó, llegan nuevas propuestas desde donde puede salir alguna solución.

Pidamos a Dios que nos dé un espíritu colaborativo con el que no nos sea ajena alguna situación de la vida de nuestros hermanos y hermanas, que llene nuestro corazón de humildad para recibir ideas de las personas que estén cerca de nosotras/nosotros, sin importar su estatus social u otro, porque la unión hace la fuerza para ser partícipes de los milagros que Jesús quiere hacer hoy.

* Queridas hermanas, queridos hermanos, les enviamos una nueva homilía del Evangelio que anunciamos las mujeres. Nos alegramos y agradecemos los ojos y la voz nueva de mujeres que se atreven a decir y orar el evangelio para nuestras comunidades. Estas van enriqueciendo nuestra capacidad de comprender y ampliar el mensaje de la Palabra, el mensaje de Jesús. Les invitamos a escuchar, meditar y compartir esta homilía, que nos invita a salir del silencio y hacernos profecía viviente con toda la fecundidad que hay dentro de nosotras. Pueden encontrar todos los comentarios anteriores en Facebook, Mujeres Iglesia Chile, y en la página de la Revista Mensaje: https://www.mensaje.cl/category/noticias/iglesia/

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Fuente: https://www.facebook.com/MujeresIglesiaChile/

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