El Evangelio que anunciamos las mujeres. Sí, “hoy Dios ha hablado en nuestro desierto de mujeres”

La voz de las mujeres este año tuvo eco en medio de ese desierto —lugar temido y sin ley— que es el mundo para nosotras.

Domingo 9 de diciembre
Sí, “hoy Dios ha hablado en nuestro desierto de mujeres” (Lc 3, 1-6).

El periodo de Adviento nos prepara para la celebración de la llegada del Hijo de Dios, de la humanización de Dios por nuestra salvación. Así, Jesús nos reveló que nada de lo humano es ajeno a Dios. Como diría San Ireneo, “Dios se hizo humano, para que los humanos sean Dios”. Por eso este tiempo es una invitación a reflexionar sobre el camino que cada una ha ido trazando hasta ahora en la historia, la experiencia, los sueños y tristezas de la humanidad, y en ella, sobre todo la de las mujeres, ¡que somos la mitad del mundo! Pero que hemos sido continuamente marginalizadas y excluidas. Ya en tiempos de Jesús vemos esa exclusión reflejada en muchos textos sagrados, sin embargo, Jesús hizo de su causa la de las mujeres, al hacerlas las primeras apóstolas anunciadoras de su resurrección.

Sin duda, el 2018 ha sido un año marcado por la presencia de nosotras, las mujeres. El llamado “Mayo Feminista” trajo consigo la visibilización de una serie de situaciones a las que durante años (y siglos) las mujeres hemos estado expuestas producto de la situación de opresión constante a la que se nos ha sometido a lo largo de nuestra historia. El acoso callejero, la educación no sexista, los abusos sexuales, el lenguaje inclusivo, fueron algunos de los temas que se empezaron a poner sobre la mesa y comenzaron a volverse habituales en las conversaciones diarias, en los espacios de organización comunitaria, en los medios de comunicación, entre otros.

Como la voz del Bautista, la voz de las mujeres este año tuvo eco en medio de ese desierto —lugar temido y sin ley— que es el mundo para nosotras. El Evangelio nos dice que no fueron ni los gobernantes ni los sumos sacerdotes a quienes habló Dios, sino a Juan, y en el desierto. Lo mismo hemos experimentado las mujeres. Dios no ha hablado en las voces de los gobernantes, las instituciones ni los sacerdotes. Hoy Dios ha hablado en nuestro desierto de mujeres para anunciarnos una buena noticia, un llamado: “¡Que se nivelen los barrancos!” ¡Que haya igualdad! “¡Qué se allanen los caminos y las lomas!” ¡No más obstáculos a los derechos de las mujeres! Y de este modo se prepare el camino del Señor, para que todo el mundo pueda ver su salvación. ¿Qué mejor que preparar la venida del Señor haciendo de este mundo un lugar en que las mujeres y hombres podamos ser felices y vivir en paz, sin más miedo, sin más horror ni humillaciones cotidianas? Ese es un camino de salvación. En esto queda pendiente todavía mucha tarea.

Es dentro de este contexto que, como comunidad de mujeres integrantes de CVX, nos sentimos movidas a ser partícipes de los cambios culturales que enfrenta nuestro país, con una crítica constructiva desde el interior de la Iglesia, que ha reaccionado de una manera más lenta que la deseada, pero con la convicción clara de que estamos sembrando para la construcción de una nueva Iglesia, un nuevo país, que vela e integra a todas y todos.

Jesús vino al mundo para estar con todas y todos los oprimidos, precarizados, marginalizados y excluidos de la sociedad. Es por esto que nos volvemos relevantes en la construcción de su Reino, porque hemos sido constantemente oprimidas y excluidas por esa Iglesia que se fundó al alero de Jesús, pero que está liderada hoy exclusivamente por varones. Esto no tiene por qué ser así. Es por eso que nuestro llamado como comunidad es a que preparemos el corazón durante el Adviento, que escuchemos las demandas de las mujeres que nos invitan a visibilizar todo lo que por siglos y por acción y omisión, también de nuestra propia Iglesia, ha sido invisible y normalizado.

¡Que así sea!

* ¡Queridas amigas y compañeras de ruta, queridos amigos! Con alegría comunicamos que seguiremos compartiendo con ustedes, semana a semana, una reflexión al Evangelio dominical. Este nuevo periodo, inició el primer domingo de adviento y se extenderá hasta el último domingo del año litúrgico 2019. Sentimos necesario darle continuidad a este espacio de expresión para mujeres que se dejan interpelar por La Palabra. Con esto buscamos visibilizar la acción de la Ruah —La Espíritu— que anima nuestras vidas y comunidades en la construcción del Reino. Pueden encontrar todos los comentarios anteriores en Facebook, Mujeres Iglesia Chile, y en la página de la Revista Mensaje: https://www.mensaje.cl/category/noticias/iglesia/

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Fuente: https://www.facebook.com/MujeresIglesiaChile/

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