El impacto de reducir la jornada laboral

Sr. Director:

Ante la propuesta de algunos parlamentarios de reducir por ley la jornada laboral sin reducir remuneraciones, deseo formular una opinión.

El progreso de un país se traduce tanto en mayor ingreso como en mayor tiempo libre. Por eso es que los salarios en Chile no solo superan con creces los de cien años atrás, sino que trabajamos 45 horas a la semana en lugar de una jornada de sol a sol. Es nuestra mayor productividad lo que nos permite trabajar menos, y no al revés. Si bien habrá algunos trabajos en que reducir la jornada podría elevar la productividad, ¿será así para la mayoría? No lo creo. Al trabajar 40 horas en lugar de 45 horas, ¿transportará un micrero el mismo número de pasajeros? ¿Cosechará lo mismo un campesino? ¿Atenderá un cajero de banco el mismo número de clientes? ¿Tratará un médico el mismo número de pacientes (sin sacrificar calidad)? ¿Venderá lo mismo el dependiente en una tienda de departamentos? Una maestra, ¿puede enseñar lo mismo trabajando cinco horas menos por semana?

Me parece que en la gran mayoría de los trabajos no se producirá lo mismo en una jornada de 40 horas que en una de 45, sino que probablemente será 11% menos. Esto implica que la verdadera opción está entre ganar más y trabajar 45 horas, o ganar menos (11%) y trabajar 40… ¡Ah!, pero la propuesta impide bajar los salarios… ¿Será así? Ciertamente, disminuirá el ingreso semanal y mensual del trabajador contratado por hora. Y ¿qué será de los contratados por un sueldo mensual? Si bien el proyecto dice que se deberá mantener el sueldo, no se podrá impedir que el trabajador nuevo se contrate por 11% menos. Es decir, el que tiene un sueldo de $500.000 lo mantendrá, pero la persona que después sea contratada por la misma labor solo recibirá $445.000. Asimismo, ese trabajador que hoy gana $500.000 y que en cinco años más ganaría $600.000, verá un menor aumento de sueldo: en cinco años más estará ganando $534.000 con 40 horas versus $600.000 con 45 horas. O sea, todo el costo terminará siendo absorbido por el trabajador. Frente a esas alternativas, y dado los bajos ingresos en Chile, pienso que la gran mayoría de chilenos preferirá ganar 11% más ($600.000) y trabajar 45 horas, en lugar de ganar 11% menos ($534.000) y trabajar 40 horas.

Otra cosa será cuando nuestra productividad alcance la europea. Ahí sí que podremos trabajar menos horas y, además, tener un mayor ingreso. Mas la productividad no se eleva por decreto, sino por mayor y mejor formación, más maquinaría, tecnología más moderna y mejor gestión. Por eso es difícil mejorar la productividad por decreto, aunque fácil reducir la jornada por decreto.

Joseph Ramos — Economista. Presidente de la Comisión Nacional de Productividad

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