El Papa pide “establecer una alianza contra la indiferencia” en la lucha contra el antisemitismo

Francisco recuerda el “silencio ensordecedor” de su primera visita a Auschwitz. “No es suficiente rechazar el mal, sino que hace falta construir juntos el bien”.

“Ayudémonos a hacer fermentar una cultura de la responsabilidad, de la memoria y de la proximidad, y a establecer una alianza contra la indiferencia”. El Papa Francisco tendió esta mañana la mano a la comunidad judía para luchar contra el antisemitismo y construir “una memoria común, viva y con confianza”.

“La Iglesia desea tenderles la mano. Desea recordar y caminar juntos”, insistió el Pontífice ante los participantes de la Conferencia Internacional sobre la Responsabilidad de los Estados, Instituciones e Individuos en la lucha contra el antisemitismo, a quienes recibió en la Sala Clementina del Vaticano.

Durante su encuentro, que se produce días después de la jornada en memoria del Holocausto, Bergoglio advirtió sobre la necesidad “urgente” de “educar a las jóvenes generaciones a involucrarse activamente en la lucha contra los odios y las discriminaciones”.

“Para construir nuestra historia, que será juntos o no será, necesitamos una memoria común, viva y con confianza, que no se quede prisionera del resentimiento sino que, cruzada por las noches de dolor, se abra a la esperanza de un alba nueva”, recaló Francisco, quien abogó por “superar las contraposiciones del pasado y a no cansarse jamás en la búsqueda del otro”.

“De hecho, para preparar un futuro verdaderamente humano no es suficiente rechazar el mal, sino que hace falta construir juntos el bien”, recalcó el Papa, quien recordó que “ser responsables significa ser capaces de responder. No solo se trata de analizar las causas de la violencia y de rechazar las lógicas perversas, sino de estar preparados y activos a la hora de responder”.

Para el Papa, “el enemigo contra el que luchamos no es solo el odio, en todas sus formas, sino la indiferencia que se encuentra en su raíz, porque la indiferencia paraliza e impide hacer aquello que es justo, incluso cuando se sabe qué es lo justo”.

En este punto, Francisco repitió que “la indiferencia es un virus que se contagia peligrosamente en nuestros tiempos, tiempos en los que cada vez estamos más conectados unos con otros, y al mismo tiempo menos pendientes unos de los otros”.

Un conflicto que se produce “en el contexto de la globalización, que debería ayudarnos a comprender que ninguno de nosotros es una isla, y que ninguno tendrá futuro de paz sin un futuro digno para todos”.

Durante su intervención, el Papa recordó su visita al campo de exterminio de Auschwitz, y el “silencio ensordecedor que percibí”, un “silencio inquietante que solo dejaba espacio a las lágrimas, a la oración y a la petición de perdón”.

“La memoria es la llave de acceso al futuro, y es nuestra responsabilidad entregarla dignamente a las nuevas generaciones”, concluyó Francisco. (Jesús Bastante/Agencias)

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Fuente: www.periodistadigital.com/religion

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