Sr. Director:
Perdido en una avalancha de noticias más malas que buenas, la partida de un hombre que luego de capturar imágenes de un planeta en crisis, decidió tomar cartas en el asunto.
El fotógrafo brasileño Sebastião Salgado confrontó sus sujetos con un rigor clínico. Sus fotos, la mayoría en blanco y negro, eran ricas en detalles. En sus fotografías más notables, la interacción de comunidades con su entorno natural a gran escala evidencia un nivel de dependencia que no estamos acostumbrados a ver. Sus fotos de la erosión de áreas verdes —y, en particular, de la Amazonía— quitan el aliento.
Aunque Salgado declaró varias veces que su trabajo no era activismo, por cierto, este lo inspiró lo suficiente para dedicar su tiempo y recursos en la reforestación de una sección de la Amazonía en la costa atlántica. Como resultado, 17.000 acres han sido salvados.
Tuve la ocasión de entrevistar Salgado en 2015 a propósito del documental que Wim Wenders hizo sobre él, La Sal de la Tierra. Dos cosas que nunca esperé quedaron en evidencia de inmediato: una profunda humildad y su optimismo acerca del futuro de la humanidad.
Aunque Salgado ya no esté con nosotros, su trabajo está ahí, a disposición de quien quiera descubrirlo.
Jorge Ignacio Castillo
Periodista