Recién en 2009 la Casa Blanca había aceptado integrarlo desde su nacimiento en 2006. Una muestra más de unilateralismo.
En una nueva decisión de los Estados Unidos que aparta a este país todavía más de los ámbitos multilaterales, el presidente Donald Trump resolvió abandonar el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. El argumento es el mismo que utilizó para justificar la salida de la Unesco: la Casa Blanca protesta contra el tratamiento que este órgano, con sede en Ginebra, da a Israel, por el uso desmedido de la fuerza en Gaza y el trato a los palestinos. Pero Trump también responde así a las críticas lanzadas hacia las políticas migratorias estadounidenses, en especial la separación de padres e hijos en la frontera del país.
En ámbitos diplomáticos era una decisión considerada como muy posible. Los Estados Unidos, a través de su embajadora Nikki Haley, había denunciado como “campaña patológica” contra Israel las críticas en materia de derechos humanos del pueblo palestino. La apertura de la sesión plenaria en la que se aborda la crisis migratoria, ha sido la ocasión propicia.
El Consejo surgió en 2006, y es conformado por 47 países miembros elegidos por la Asamblea General de la ONU en representación de todos los demás. Durante la presidencia de George W. Bush, los Estados Unidos no participaron del organismo. Recién bajo el mandato de Barack Obama fue decidida la incorporación, en 2009.
Nikki Haley exigió después una reforma que facilitara la expulsión de países con un pobre registro en derechos humanos. Y aunque hay países que comparten esta misma inquietud, no creen que abandonarlo sea el remedio. Por otro lado, los Estados Unidos no manifestaron ningún problema cuando para la presidencia de un panel de asesores del Consejo fue nombrado el representante de Arabia Saudita, después de que se acababan de realizar ejecuciones por motivos religiosos.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, afirmó, por su parte, que no duda de la “visión noble” de este órgano, pero señaló que es “un pobre defensor de los derechos humanos”. Es más, acusó al Consejo de “encubrir los abusos” que comenten algunos países, al tiempo que calificó de “inconcebible” las condenas contra Israel. En la visión del jefe de la diplomacia de los Estados Unidos, sin duda Irán y Venezuela son un gran escándalo en materia de derechos humanos, sin embargo, tal escándalo se transforma en exageración cuando se analizan países aliados de Washington, como las monarquías del Golfo.
Aunque tanto Pompeo como Haley criticaron la actitud “hipócrita” del Consejo hacia Israel, la decisión llega justo después de que el alto comisionado Zeid Ra’ad al-Hussein calificara de “inadmisible” la política disuasoria de separar a los menores que cruzan la frontera con sus padres. Haley ya advirtió hace dos semanas de que EE.UU. no iba a permitir que la ONU o cualquier otra organización le diera lecciones de lo que tiene que hacer su país a la hora de gestionar y proteger sus fronteras.
La salida de EE.UU. se consuma dos años después de que Rusia fracasara en su intento por ser reelegida para un puesto, en un voto en el que se impuso Croacia. Las consecuencias prácticas son limitadas, porque las decisiones y sus políticas no son vinculantes.
Sin embargo, es un hecho que Israel pierde a su principal aliado en el Consejo, puesto que el próximo 2 de julio se analizará la situación en Oriente Medio.
Sin embargo, lo más grave es que, una vez más, los Estados Unidos demuestran no estar dispuestos a recibir críticas, así como las realizan. Donald Trump ya se ha aislado del Acuerdo de París sobre cambio climático, ha denunciado el acuerdo nuclear con Irán y se ha retirado de la Unesco. Queda evidente el poco espíritu democrático de su presidente.
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Fuente: http://ciudadnueva.com.ar