Éxito rotundo del paro nacional apoyado por la Iglesia de Nicaragua

Obispos reactivan diálogo nacional para hablar sobre democratización del país. El régimen orteguista ha seguido reprimiendo a la población civil con policías y turbas pagadas.

Nicaragua hizo historia tras culminar un exitoso paro nacional de 24 horas, que fue convocado por la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, y que fue secundado por las dos grandes cámaras patronales del país para exigir al régimen autoritario de Daniel Ortega y su mujer, Rosario Murillo, el cese inmediato de la represión gubernamental que ya salda con la vida de casi 150 fallecidos, según reporte de organismos de derechos humanos.

La Iglesia, que apoyó de manera implícita el paro nacional, animó a los nicaragüenses a vivirlo desde la unidad, la solidaridad y espíritu de protesta cívica. Las misas de los jueves en Nicaragua, denominadas “Misas del Santísimo” y que se acostumbran a celebrar al caer la tarde, fueron adelantadas para que la población pudiera quedarse en sus casas, en familia.

En horas de la tarde, Managua, una urbe de poco más de millón y medio de habitantes, era prácticamente una ciudad fantasma, donde prácticamente la totalidad del comercio echó al cierre.

En las largas avenidas que cruzan la capital nicaragüense de este a oeste, solo de vez en cuando un vehículo rompía el silencio en la ciudad, que se interrumpió a mediodía por el tañido de las campanas, cláxones de vehículos y los cacerolazos contra la pareja presidencial. Igual escena se repitió en todo el país.

Residentes españoles acreditados en Managua, consultados por Religión Digital, aseguraron que el paro nacional de los nicaragüenses les recordaba al vivido en su propio país el 14 de diciembre de 1988. Sin embargo, para los nicaragüenses, era recordar la última vez que el país se paralizó por completo, precisamente para plantar cara al dictador Somoza Debayle, en junio de 1979.

Pese a la paralización del país, el gobierno de Ortega no dejó de reprimir protestas populares, sobretodo la noche anterior al paro general, en los poblados de la meseta de los pueblos del pacífico de Nicaragua. Masatepe, Jinotepe y Diriamba fueron rehenes del terror en la noche del 13 de junio, mientras que el 14 de junio hubo ataque de fuerzas armadas pro-gubernamentales en León y Nagarote, en el occidente del país.

ORTEGA “CEDE” Y ENVÍA RESPUESTA A LOS OBISPOS

El 13 de junio, al caer la tarde, se filtró a los medios de comunicación del país un comunicado de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), en el cual los obispos decían que habían recibido respuesta formal del presidente Daniel Ortega sobre su propuesta democratizadora para el país. Según la jerarquía católica, el mandatario respondió con una contrapropuesta.

Ambas cartas (tanto la entregada por los obispos a Ortega y la recibida por la CEN de su parte) serían leídas en la nueva convocatoria a la plenaria del Diálogo Nacional el 15 de junio.

Cabe señalar que el comunicado de los obispos, debido a la filtración y al pésimo manejo que tuvo del mismo el Departamento de Comunicación de la CEN (DECOS-CEN), tuvo que salir a ser ratificado como verdadero por monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua, en su cuenta oficial de Twitter.

Según fuentes eclesiásticas consultadas por Religión Digital, Ortega y su mujer estarían dispuestos a realizar elecciones generales anticipadas en el primer trimestre de 2019, a cambio de garantizar impunidad para él y su familia, además de asegurar que la inmensa fortuna que ha amasado producto de una campante corrupción en el Estado no sea confiscada por el nuevo gobierno que resulte electo.

SIGUE PERSECUCIÓN RELIGIOSA DEL RÉGIMEN CONTRA LA IGLESIA

Pese al retorno del Diálogo Nacional, ha continuado en redes sociales y a través de periodistas de medios de comunicación propagandísticos del régimen, una virulenta campaña de acoso y descrédito por parte de sacerdotes, obispos y religiosas.

Precisamente el 14 de junio, la diócesis de León denunció que la parroquia Zaragoza, ubicada en el barrio del mismo nombre en la ciudad de León, fue atacada con detonaciones de morteros mientras se tañían las campanas para alertar a la población de la presencia de grupos paramilitares pagados por el régimen orteguista. Según medios locales, los enfrentamientos saldaron con varios heridos.

La noche anterior, 13 de junio, la arquidiócesis de Managua denunció el intento de secuestro del cura de la iglesia de Masatepe, padre Juan Calero. También se denunció que los grupos paramilitares del régimen tenían cercada la casa cural y el templo parroquial de la misma ciudad. El sacerdote responsabilizó al partido de gobierno de los ataques que, según medios locales, se saldaron con al menos cuatro fallecidos.

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Fuente: www.periodistadigital.com/religion

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