Fe y acción: Los columbanos como agentes de transformación social

La labor de los misioneros columbanos se erige como un ejemplo paradigmático de cómo la acción pastoral puede extenderse más allá de los confines de lo meramente espiritual, transformándose en un potente motor de cambio social.

Por razones académicas, recientemente escribí un correo electrónico al Padre Miguel, como cariñosamente es conocido Kevin O’Boyle, sacerdote irlandés de la congregación de San Columbano. Este religioso, actualmente de avanzada edad y en delicado estado de salud, reside en el condado de Clare, Irlanda. Mi intención era consultarle sobre episodios históricos que vivió durante la dictadura civil-militar en Chile, particularmente en la zona poniente de Santiago. Fue allí donde, en 1973, impulsó la creación de la comunidad «Dios con Nosotros», ubicada hoy en la comuna de Lo Prado. Este tema marcó mi tesis de licenciatura en Historia en 2008 (Una microhistoria de una comunidad eclesial de base durante la dictadura militar: la comunidad «Dios con Nosotros» 1973-1983). Lamentablemente, debido a su salud, el Padre Miguel no pudo responder, lo que me llevó a reflexionar sobre la importancia de rescatar la memoria de los misioneros columbanos que desempeñaron un papel fundamental en las poblaciones durante la Misión General de la Iglesia católica durante la década del 60 y, más tarde, en los tiempos oscuros de la dictadura.

Para contextualizar, en 1953 llegaron a Chile tres sacerdotes misioneros de San Columbano desde Perú, con la misión de administrar la parroquia de San Andrés en Santiago. Este esfuerzo buscaba acompañar y fortalecer las comunidades cristianas en las poblaciones que crecían aceleradamente en las afueras de la ciudad. La Iglesia católica en ese entonces enfrentaba una crisis generalizada en América Latina: la escasez de sacerdotes y religiosos.

En un lapso de quince años, el proyecto de los columbanos se expandió de una a siete parroquias y de tres a veintiocho sacerdotes. Estos atendían a una población de 200 mil personas, comenzando con pequeñas capillas de madera que luego dieron paso a centros comunitarios con capillas más grandes. A mediados de los años 60, para enfrentar el aumento de la población, adoptaron un nuevo plan pastoral que priorizaba la creación de comunidades cristianas de base y un programa de catequesis que involucraba cursos para la preparación de los sacramentos. Este programa fue delegado a laicos capacitados, transformando a hombres y mujeres en líderes espirituales para sus comunidades1.

La llegada de la dictadura civil-militar en 1973 marcó un punto de inflexión para los columbanos. En este contexto de represión, los misioneros se adaptaron para convertirse en referentes de apoyo espiritual y social. Establecieron comunidades de base, programas de catequesis y grupos de solidaridad en sus parroquias, además de formar líderes laicos que asumieron roles en el ámbito social y político. Los sacerdotes participaron activamente en el Vicaria de la Pastoral Obrera, un espacio donde reflexionaban sobre las respuestas pastorales necesarias frente a las condiciones impuestas por el régimen.

La llegada de la dictadura civil-militar en 1973 marcó un punto de inflexión para los columbanos. En este contexto de represión, los misioneros se adaptaron para convertirse en referentes de apoyo espiritual y social.

Un episodio emblemático de este periodo es el llamado «Caso Columbano». En 1975, la casa del Centro Columbano en Santiago fue el escenario de una violenta irrupción por parte de la DINA. Enriqueta Reyes, empleada doméstica de la casa, perdió la vida al ser alcanzada por disparos. La DINA alegó que buscaban a miembros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y que la casa albergaba a «terroristas». Sin embargo, en su interior solo se encontraban Enriqueta, una monja enferma, el padre Bill Halliden y la médica inglesa Sheila Cassidy, quien posteriormente fue detenida y torturada. Este hecho, tergiversado por la propaganda del régimen, fue utilizado para desacreditar a la Iglesia, retratándola como cómplice de la subversión.

El «Caso Columbano» representa uno de los múltiples ejemplos del enfrentamiento entre la Iglesia y el aparato represivo del régimen. Fue un recordatorio brutal de cómo los agentes del Estado eran capaces de manipular la verdad para justificar sus acciones violentas. La memoria de Enriqueta Reyes y de aquellos que fueron perseguidos por su compromiso con los más vulnerables resuena aún hoy como un testimonio de sacrificio y valentía2.

A pesar de la violencia y la persecución que marcaron aquellos años oscuros, los columbanos persistieron en su labor, resistiendo las adversidades con una determinación inquebrantable. En la década de 1980, tres de sus sacerdotes asociados, Brian McMahon, Des MacGillicuddy y Brendan Ford, fueron detenidos y posteriormente expulsados del país, en un claro intento de amedrentar a quienes osaban desafiar la opresión reinante. Más tarde, Denis O’Mara sufrió el mismo destino, acusado de participar activamente en el movimiento «Sebastián Acevedo», una iniciativa nacida con el propósito de denunciar públicamente las atrocidades del régimen, particularmente el uso sistemático de la tortura. Dicho movimiento, impulsado por un conjunto de sacerdotes, religiosas y laicos, tomó su nombre en honor a un hombre que, en un acto de valentía desgarradora, se inmoló frente a la catedral de Concepción como forma de protesta ante la detención y tortura de su propio hijo, un gesto que resonó profundamente en la conciencia colectiva3.

La misión columbana en Chile tuvo lugar en un contexto de pobreza extrema y agitación política. A pesar de las adversidades, lograron aliviar el sufrimiento de las comunidades a través del fortalecimiento espiritual y social. Hoy en día, pocos columbanos permanecen en Chile, concentrados principalmente en Santiago y Alto Hospicio, Iquique. Muchos han fallecido y otros, como el Padre Miguel, se encuentran retirados debido a su avanzada edad. Sin embargo, su legado persiste en las comunidades cristianas de base que ayudaron a formar y en la memoria de quienes vivieron su acompañamiento en tiempos difíciles.

La labor de los misioneros columbanos se erige como un ejemplo paradigmático de cómo la acción pastoral puede extenderse más allá de los confines de lo meramente espiritual, transformándose en un potente motor de cambio social. En el contexto de crisis y convulsión, particularmente durante las dictaduras civiles y militares, estos sacerdotes demostraron una capacidad excepcional para adaptarse a las realidades sociales y políticas, logrando proporcionar una esperanza que no se limitaba a los aspectos litúrgicos y devocionales, sino que se concretaba en una participación en la defensa de los sectores más vulnerables y oprimidos. La posible influencia del habitus católico irlandés, con su fuerte tradición de apoyo a los pobres y perseguidos, podría haber inclinado a los columbanos a ser firmes defensores de los derechos de los desposeídos, viéndolos como una extensión de su vocación cristiana de justicia social. Este modelo de acompañamiento integral, que no solo fortalecía el espíritu a través de la oración y el sacramento, sino que también se comprometía directamente con la acción social, sigue siendo un referente vital para la pastoral contemporánea, mostrando cómo la fe puede y debe implicar una lucha activa por la justicia y la dignidad humana.

En el presente, con un escenario político más estable que permite un análisis sereno, resulta imperativo rescatar y valorar estas experiencias no solo como testimonios de resistencia, sino como representaciones de una Iglesia profundamente arraigada en el compromiso con su pueblo. Estas historias de dedicación, sacrificio y fe nos recuerdan la importancia de mantener viva la memoria histórica para comprender nuestro pasado y proyectar un futuro más justo y solidario. El legado de los columbanos no solo pertenece al ámbito religioso, sino que constituye un patrimonio cultural y social que merece ser reconocido y preservado.

1 https://www.columban.org.au/about-us/where-we-work/chile
2 Alo Connaughton ‘Mission in Pinochet’s Chile: A Memoir’, en “Irish Migration Studies in Latin America” 7:4 (noviembre de 2011), pp. 299-304. Disponible en línea (www.irlandeses.org/imsla2011_7_04_10_Alo_Connaughton.htm), consultado el 20 de enero de 2025.
3 https://www.columban.org.au/media-and-publications/the-far-east-magazine/archive/2013/the-far-east-october-2013/columbans-and-the-coup


Imagen: The «Dios con Nosotros» community in October 1977.

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