Informe ACNUR: Cien millones de personas en fuga en todo el mundo

El número de refugiados sigue aumentando y son sobre todo los países más pobres los que soportan el mayor esfuerzo de acogida. Chiara Cardoletti, portavoz del ACNUR, ilustra los datos del nuevo informe Tendencias Globales.

Con la guerra de Ucrania, la más reciente del mundo, el número de personas obligadas a abandonar su país en busca de salvación se ha revelado en todo su dramatismo, como explica en esta entrevista Chiara Cardoletti, portavoz del ACNUR para Italia, la Santa Sede y San Marino.

Son impresionantes las cifras del informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados…

Este año hemos llegado a un número de refugiados y desplazados que ciertamente nunca hubiéramos imaginamos llegar a ver: cien millones de personas obligadas a huir, abandonando todo lo que poseían. Una cifra dramática por su magnitud y que representa un aumento del 8% respecto al año anterior. Solo en 2021 hemos tenido 40 nuevas emergencias y su gestión es cada vez más complicada. Nos encontramos ante una situación histórica dramática, que demuestra claramente que la comunidad internacional ha fracasado en la gestión de los conflictos y en el restablecimiento de la paz en el mundo.

El informe Global Trends que han presentado señala 23 países como nuevos escenarios de guerra. ¿Qué significa esto para el compromiso del ACNUR?

Obviamente nuestro trabajo está cerca de los refugiados que huyen de las guerras, así que ahí es donde estamos actuando. Lo que vemos claramente es que el 83% de los refugiados en este momento provienen principalmente de cinco países: Siria, con 6,8 millones; Venezuela, con 4,6 millones; Afganistán, con 2,7 millones; Sudán del Sur, con 2,4 millones, y Myanmar, con 1,2 millones. En la actualidad, la mayoría de estas personas son acogidas por países de muy bajos ingresos, lo que se está convirtiendo en un elemento de gran preocupación.

¿Los refugiados tienden a permanecer cerca de las fronteras de su país con la esperanza de regresar?

Sí, es cierto. El único dato positivo que podría mencionarse es que, por primera vez en muchos años, hemos visto una tendencia a volver a la patria de parte de algunos refugiados: más de 430.000 personas han podido regresar a Sudán del Sur y 310.000 han vuelto a Costa de Marfil. Son cifras alentadoras, aunque no debemos olvidar que para 100 millones de personas aún no hay solución a la vista.

La guerra en Ucrania ha tenido una respuesta de gran solidaridad, especialmente en Europa, aunque no faltan elementos críticos. ¿Ha habido incidentes de discriminación en la acogida de refugiados?

Lo que hemos visto en Ucrania es, sin duda, una respuesta positiva a una emergencia que implica la huida de casi 7 millones de personas. En este contexto, la aplicación de la directiva de protección temporal ha garantizado una velocidad de respuesta humanitaria adecuada. Está claro que para nosotros es muy importante que la solidaridad se comparta con todos, no solo con los más cercanos geográficamente y con los que nos identificamos. Los refugiados huyen de muchos países y tienen la misma necesidad de protección y acogida. Los sistemas jurídicos que se aplican normalmente responden a la realidad a la que se enfrentan, pero esperamos que los procedimientos de asilo que se pongan a disposición de otras nacionalidades sean lo más eficaces y rápidos posible.

En este contexto, ¿cómo debe considerarse la iniciativa del gobierno británico de querer deportar a los solicitantes de asilo a Ruanda?

Es sin duda una iniciativa que muestra cómo no se entiende la realidad mundial y cómo no se comparten realmente las responsabilidades con los países en desarrollo. Ahora mismo, por ejemplo, los países menos desarrollados producen menos del 1,3% del PIB mundial, pero acogen al 27% de la población mundial de refugiados, mientras que los países de altos ingresos solo han acogido al 17% de los refugiados. El hecho de que el Reino Unido haya decidido eludir su responsabilidad y enviar de vuelta a Ruanda a refugiados que podría gestionar fácilmente en su propio territorio es un fallo que el Alto Comisionado no puede justificar.

¿Qué se puede hacer para estimular un cambio en el enfoque internacional de las cuestiones migratorias y, en particular, del asilo?

ACNUR ha realizado un notable esfuerzo a través del Global Compact para reunir a más actores en torno a la mesa que puedan gestionar estas situaciones y dar soluciones esperanzadoras a millones de personas. Ha sido un proceso muy positivo que ha dado muchos pasos adelante, incluso implicar al sector privado. Pero debemos conseguir cambiar el paradigma que presenta a los refugiados como actores pasivos y empezar a pensar que pueden contribuir en gran medida a la construcción de las sociedades que los acogen. Todavía estamos muy lejos de contar con procesos eficaces y rápidos que den a las personas un justo acceso a sus derechos.


Fuente: www.vaticannews.va

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