Mikono Craft Shop, que vende artesanías hechas por refugiados, es una fuente de resiliencia que les brinda a ellos acceso al mercado y un medio para mantener a sus familias.
Uno de los principales proyectos de medios de vida del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) Kenia es el Mikono Craft Shop, que vende artesanías hechas por refugiados: bolsos, esculturas de madera, pinturas, joyas y mantequilla de cacahuate. Todos los productos fueron hechos a mano en las instalaciones del JRS en Nairobi por refugiados que participaron en los cursos de formación profesional o que se beneficiaron de un microcrédito para impulsar una actividad para la generación de ingresos. Vender sus productos a través de Mikono es una importante fuente de ingresos.
Como la mayoría de las empresas, Mikono ha sufrido los efectos y restricciones causados por el COVID-19. Pero en Mikono, consideramos que es nuestro deber acompañar a los refugiados a pesar de estas limitaciones y hemos tratado de adaptarnos a la nueva situación de la mejor manera posible. Nuestro gran desafío ahora es desarrollar y poner en marcha una tienda virtual estable y operativa, que nos permita ofrecer a los proveedores una plataforma desde la que vender sus productos, incluso con nuestras puertas cerradas. Una web de comercio electrónico abrirá Mikono no solo a Kenia, sino a todo el mundo.
Teddy Salimo es el responsable de la Mikono Shop. Él y su equipo han estado trabajando duro y dedican mucho tiempo y energías a llevar este proyecto al siguiente nivel.
—¿Cómo comenzó el proyecto Mikono Shop?
El proyecto comenzó a principios de los ’90, gracias a James Martin sj, con el objetivo de vincular las habilidades y los productos de los refugiados con el mercado local. Y desde entonces se ha convertido en una fuente de ingresos para muchos de los refugiados que venden sus productos allí.
—¿Por qué considera que Mikono es un importante recurso para acompañar a los refugiados?
Cada artículo que se encuentra en los estantes de la tienda es un indicador positivo de las intervenciones de creación de medios de vida del JRS. Mikono consigue que los refugiados sean autosuficientes. La tienda les ha permitido transformar sus talentos en una profesión con la que ganarse la vida. Los refugiados pueden obtener precios dignos por sus productos. A través de los frecuentes estudios de mercado realizados por el JRS, nos aseguramos de que el precio sea justo tanto para el proveedor como para el cliente.
—¿Podría describir a Mikono y su labor en pocas palabras?
Mikono es una fuente de resiliencia, brinda a los refugiados acceso al mercado y un medio para mantener a sus familias. Su continuidad demuestra el éxito de este proyecto. Ha involucrado a familias durante casi 30 años, algunas de ellas siguen aquí desde su inicio.
—¿Cómo ha afectado la crisis del COVID en la actividad de Mikono?
Dejamos de aceptar entregas de proveedores y cerramos la tienda, siguiendo las recomendaciones del gobierno. Debido a esto, no hemos registrado ninguna venta en la tienda desde el 20 de marzo. Esto afecta negativamente las condiciones de vida de más del 60% de los proveedores para quienes la tienda es su única fuente de ingresos. Los proveedores han consumido su capital comercial y la exploración de nuevos mercados físicos ha cesado.
—¿Dónde ve el proyecto dentro de 5 años?
Con una plataforma de comercio electrónico de éxito que nos permitirá satisfacer las necesidades de cualquier cliente en cualquier parte del mundo. ¡El proyecto será autosuficiente y abrirá sus puertas a más productos hechos por refugiados!
—¿Qué te ha aportado Mikono?
Trabajar con refugiados me ha hecho más humilde. Trabajar en Mikono me ha enseñado a aceptar a todos tal como son, y aprender a trabajar con personas con diferentes capacidades y con diferentes necesidades e historias.
Tener el mismo espacio para tantos perfiles diferentes de proveedores me hizo comprender sus limitaciones y sus diferencias y, por lo tanto, aprender a ser tolerante y hacer todo lo posible para garantizar que todos tengan las mismas oportunidades sin dejar a nadie atrás.
A pesar de mantener siempre una relación profesional, dando igualdad de oportunidades, he desarrollado relaciones más estrechas con los proveedores. Aprendí sobre sus posibilidades, sobre las necesidades de sus familias y sobre sus desafíos. Siempre trato de mantener una relación constante y cercana con todos ellos, con algunos de los cuales he estado trabajando durante muchos años.
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Fuente: https://jrs.net/es