Jesús y la sirofenicia

Que como Jesús nos alegremos y aprendamos de la fe del diferente, del que está más allá de mis circuitos ideológicos y religiosos.

Marcos (7, 24-30) nos presenta una escena desconcertante y chocante de la vida de Jesús: el encuentro de Jesús y la mujer sirofenicia, mujer pagana. Pagano son para los judíos los extranjeros, los que no participan de su religión y tradición. Este encuentro es un hito importante en la vida de Jesús que le lleva a comprender su misión de hijo y hermano universal.

Antes de este encuentro Jesús está centrado en anunciar el evangelio a los hijos de Israel, es su prioridad. ¿Qué ha pasado? En Nazaret, por ejemplo, no encontró fe por ser el hijo del carpintero; en Jerusalén, centro de la religión judía, los grupos de poder no solo no creyeron, sino que el Nazareno le resultaba escandaloso y molesto, y por eso tenían montado un falso juicio por lo que lo seguían con el fin de buscar pruebas para apresarlo y enjuiciarlo. Los judíos que le seguían con fe eran los pobres y excluidos del estatus quo, leprosos, ciegos, enfermos, publicanos, prostitutas etc.

En el pasaje de hoy, la mujer pagana tiene una niña poseída, y desesperada por la salud espiritual de su hija, con fe profunda, se postra ante Jesús y le pide que libere a su hija. Jesús, convencido que su misión primera es convertir a los hijos de Israel, le responde «no está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos». Pero la mujer no se resigna ante la respuesta de Jesús y muestra la grandeza de su fe diciendo, «sí, Señor, pero los perritos debajo de la mesa comen las migajas que tiran los hijos». Jesús se admira de la grandeza de la fe de aquella mujer y le dice: «vete, por tu fe, el demonio ha salido de tu hija».

La fe de la mujer abre el horizonte de la misión de Jesús y lo revela como el hermano universal: Cristo para todas las naciones. También nos muestra que los verdaderos hijos de Abraham no son los pertenecientes a una raza, sino la humanidad creyente y hermanada, lo más hondo no son nuestras nacionalidades sino nuestra condición de hermanos.

Pero lo más interesante de este pasaje es que Jesús escucha y aprende de la fe de aquella mujer pagana. Marcos presenta este encuentro como un hito importante en la misión de Jesús.

Petición: Señor, danos la sabiduría para estar abiertos a tu presencia en el diferente. Danos la gracia de la escucha para no encerrarnos en nuestras trincheras. Que como Jesús nos alegremos y aprendamos de la fe del diferente, del que está más allá de mis circuitos ideológicos y religiosos. Ayúdanos a creer que la fraternidad es la condición más honda que tenemos como humanos. Bendice a Venezuela para que desde la fe reencontremos el camino de la fraternidad y la justicia.

“Sagrado corazón de Jesús, en vos confió”
Parroquia San Alberto Hurtado. Parte Alta de La Vega
Caracas-Venezuela

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Fuente: http://revistasic.gumilla.org

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