La encrucijada que nos plantea Jesús

Levantarnos y ser resielientes es con otros, que ser y hacer «Iglesia» significa que juntas y juntos nos sostenemos.

Domingo 12 de octubre de 2025
Te seguiré adonde vayas
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 9, 57-62.

Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: «¡Te seguiré adonde vayas!». Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza».

Y dijo a otro: «Sígueme». Él respondió: «Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre». Pero Jesús le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios».

Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos». Jesús le respondió: «El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás no sirve para el Reino de Dios». 

Palabra del Señor

El Evangelio de este domingo nos habla de cuáles son las exigencias del discipulado, cuál será el camino que nos espera si decidimos seguir a Jesús el carpintero. Es especialmente urgente hablar de este tema en estos tiempos en que una cultura hedonista e individualista nos propone «ser felices a toda costa», es decir, buscar nuestro beneficio personal sin tener en cuenta a otras/os, ni menos a la comunidad.

Si revisamos los mensajes que circulan por las redes sociales, vemos como se nos habla de buscar la felicidad en tener éxito, viajar, ir a conciertos o espectáculos masivos; hay un sin fin de propuestas sobre ser autosuficientes, no necesitar de otras/os, incluso se utiliza «ser resiliente» como si esa fuera una capacidad individual que se logra solo con proponernoslo, ¡decrétalo y sucederá! Sin embargo, lo que sucede fuera de las redes, en la vida real, por lo general, dista de parecerse a la «felicidad».

Entonces, ¿cuál es la propuesta de Jesús para nuestros tiempos? Una, por supuesto, contrahegemónica, y por lo mismo muy difícil de asumir y, más aún, seguir. El maestro nos propone todo lo opuesto a aquello que aparece en las vitrinas, nos pide desprendernos de esa idea de éxito que es «tener» en vez de «ser», e incluso nos advierte que pasaremos dificultades materiales: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza», porque ¿si luchamos por causas justas, acaso encontraremos adhesiones de quienes ostentan el poder? Si nos oponemos a los abusos laborales y nos organizamos, o si defendemos que migrar es un derecho humano o somos feministas y luchamos por terminar con la violencia contra las mujeres, o si apelamos a que quienes están en la cárceles deben ser tratados con dignidad, ¿acaso no encontraremos gran resistencia y hasta seremos rechazadas/os? ¿Acaso hasta nuestras/os amigas/os o familiares no nos presionarán para que no arriesguemos?

El maestro nos propone todo lo opuesto a aquello que aparece en las vitrinas, nos pide desprendernos de esa idea de éxito que es «tener» en vez de «ser».

El evangelista en los tres ejemplos nos relata el camino que Jesús nos propone, nos advierte sobre las dificultades que en todo tiempo pasaremos, pero si realmente estamos no convencidas/os, sino convertidas/os a Jesús, serán la justicia, la misericordia y la caridad las que nos conducirán, y debemos estar dispuestas/os a no pasarlo muy bien, lo cual no significa renunciar a la felicidad, sino a la felicidad y al éxito que la cultura actual nos ofrece. Probablemente en el tiempo de Jesús, los deberes familiares como el que un hombre presidiera un cepelio, un rito religioso o debiera ser proveedor de su familia, era lo obvio, entonces Jesús responde con una encrucijada: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios»; difícil de comprender y desafiante a la vez, como si nos dijera «¿sabes en lo que te estás metiendo al seguirme?».

Por último debemos reflexionar que el camino del cristianismo es uno que debemos hacer en comunidad, que levantarnos y ser resielientes es con otros, que ser y hacer «Iglesia» significa que juntas y juntos nos sostenemos, a pesar de las dificultades, de las injusticias, de ser perseguidos… La fortaleza viene de Jesús: «Sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo».


Fuente: Mujeres Iglesia Chile / Imagen: Pexels.

logo

Suscríbete a Revista Mensaje y accede a todos nuestros contenidos

Shopping cart0
Aún no agregaste productos.
Seguir viendo
0