La impunidad y la corrupción

La impunidad selectiva y corrupción van de la mano, reforzándose a sí mismas por la vía de la traslocación de la conducta aprendida.

La impunidad selectiva y corrupción van de la mano, reforzándose a sí mismas por la vía de la traslocación de la conducta aprendida que, cuando se hace hábito, recrea un consciente instintivo en ese “hombre nuevo” que, extraviado de civismo, hasta sin saberlo pasa a engrosar las filas del delito, del autoritarismo y deviene en recurso represivo del Estado hacia el resto de la sociedad.

LA IMPUNIDAD

El control social por la vía de la descomposición moral se apoya en la impunidad selectiva. Se construye todo un marco legal desde la propia constitución, las leyes, los reglamentos, hasta los decretos en apoyo a esta estrategia populista de banalización de lo contrahecho para justificar cualquier conducta, por ejemplo, cuando se afirma: “Si todos lo hacen, qué de malo tiene que yo también lo haga”.

Es un contexto bajo el cual cualquier ciudadano es, de manera técnica e inevitable, un infractor, cualquier acto puede ser calificado como delito, hasta pensar diferente y expresarlo. Pero esas leyes tienen cumplimiento expedito sujeto a la parcialidad política del sujeto, las leyes no aplican de manera igualitaria para la sociedad, la impunidad es la norma.

LA CORRUPCIÓN

En la actualidad los efectos de la corrupción van más allá del simple aprovechamiento de los recursos del Estado por parte del agente de corrupción, de sus familiares o de sus amigos. La corrupción constituye una fuente de poder adicional, al estilo de las mafias, bajo la cual quienes ingresan a la secta no pueden salir de ella y son extorsionados, so pena de ser sancionados, a través de la encomienda de trabajos sucios que al gobernante no le conviene ejecutar. La corrupción se puede manifestar a través de muchas formas, las más conocidas son:

1. El uso ilegítimo de información privilegiada.
2. El tráfico de influencias.
3. El clientelismo.
4. Los sobornos y las extorsiones.
5. Los fraudes y la malversación.
6. Las decisiones voluntarias del poder judicial contrarias a la ley (prevaricación).
7. Los nombramientos en cargos públicos de familiares o amigos con base en lealtades e intereses sin considerar méritos (nepotismo).
8. La capacidad del poder ejecutivo para auto nombrar autoridades en otros poderes sin control externo (cooptación).
9. El uso arbitrario del poder (despotismo).

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Fuente: http://revistasic.gumilla.org

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