La oración sugerida por el Papa: “Jesús, que mi corazón se parezca al tuyo”

Con motivo de la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, este 19 de junio, en que también se celebra la 25ª Jornada mundial de oración por la santificación de los sacerdotes, que instituyó San Juan Pablo II en 1995, hemos repasado algunos de los textos en que el Santo Padre Francisco se refirió a esta devoción, cuyo sentido es “que nos envuelva la fidelidad humilde y la mansedumbre del amor de Cristo”.

La tarde del 27 de junio de 2014, el Papa tenía previsto realizar una visita al policlínico romano Agostino Gemelli y a la Facultad de medicina y cirugía de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, con motivo del quincuagésimo aniversario de su fundación, día en el que, además, se celebraba esta Solemnidad. Y si bien Francisco no pudo hacerla, encargó al cardenal Angelo Scola, entonces Arzobispo de Milán y Presidente del Instituto Toniolo, que presidiera, en su lugar, la celebración eucarística programada en la plaza frente a la Facultad y que diera lectura de la homilía que el Santo Padre había preparado para esa ocasión.

JESÚS PERMANECE FIEL

En aquella homilía del Papa leemos un concepto que ha repetido muchas veces a lo largo de su Pontificado, y es que “el amor fiel de Dios a su pueblo se manifestó y se realizó plenamente en Jesucristo”. Además Francisco escribía en aquella oportunidad que “para honrar el vínculo de Dios con su pueblo”, el Señor “se hizo nuestro esclavo, se despojó de su gloria y asumió la forma de siervo”. De manera que, en su amor, “no se rindió ante nuestra ingratitud y ni siquiera ante el rechazo”; tal como nos lo recuerda San Pablo:

“Si somos infieles, Jesús permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo”.

JESÚS JAMÁS TRAICIONA

El Papa también había escrito que “Jesús permanece fiel, no traiciona jamás: aun cuando nos equivocamos, Él nos espera siempre para perdonarnos: es el rostro del Padre misericordioso”:

“Este amor, esta fidelidad del Señor manifiesta la humildad de su corazón: Jesús no vino a conquistar a los hombres como los reyes y los poderosos de este mundo, sino que vino a ofrecer amor con mansedumbre y humildad”.

SENTIDO DE LA FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓN

“Que nos envuelva la fidelidad humilde y la mansedumbre del amor de Cristo”.

Y al recordar que el Señor se definió a sí mismo diciendo: “Aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón”, el Santo Padre explicaba que “el sentido de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, que celebramos hoy, es que descubramos cada vez más y nos envuelva la fidelidad humilde y la mansedumbre del amor de Cristo, revelación de la misericordia del Padre”:

“Podemos experimentar y gustar la ternura de este amor en cada estación de la vida: en el tiempo de la alegría y en el de la tristeza, en el tiempo de la salud y en el de la enfermedad y la dificultad”.

Por esta razón, al dirigirse de modo especial a los médicos y al personal paramédico de este policlínico, perteneciente a la Universidad Católica del Sagrado Corazón, les decía que “la fidelidad de Dios nos enseña a acoger la vida como acontecimiento de su amor y nos permite testimoniar este amor a los hermanos mediante un servicio humilde y manso”. Y añadía:

“Aquí, cada uno de ustedes lleva a los enfermos un poco de amor del Corazón de Cristo”.

Ya en aquella ocasión el entonces “nuevo Papa” concluía su homilía sugiriendo decirle a Jesucristo: “Señor Jesús, haz que mi corazón sea cada vez más semejante al tuyo, pleno de amor y fidelidad”.

“JESÚS, QUE MI CORAZÓN SE PAREZCA AL TUYO”

Y precisamente hace pocos días, a la hora del Ángelus dominical del pasado 7 de junio, desde la Plaza de San Pedro, el Papa recordaba al mundo que este mes está dedicado de manera especial al Sagrado Corazón de Cristo, “una devoción que une a los grandes maestros espirituales y a la gente sencilla del pueblo de Dios”. Francisco decía que “en efecto, el Corazón humano y divino de Jesús es la fuente de donde siempre podemos obtener misericordia, perdón y ternura de Dios”. A la vez que sugería que “podemos hacer esto reflexionando sobre un pasaje del Evangelio, sintiendo que en el centro de cada gesto, de cada palabra de Jesús, en el centro está el amor, el amor del Padre que ha enviado a su Hijo, el amor del Espíritu Santo que está dentro de nosotros. Y podemos hacerlo adorando la Eucaristía, donde este amor está presente en el Sacramento”.

“De este modo —proseguía el Santo Padre— nuestro corazón también, poco a poco, se volverá más paciente, más generoso, más misericordioso, imitando el Corazón de Jesús”. Y llegado a este punto el Papa decía que hay una antigua oración, que él aprendió de su abuela y que reza: “Jesús, haz que mi corazón se parezca al tuyo”. A lo que añadía:

“Es una hermosa oración. ‘Haz mi corazón semejante al tuyo’. Una hermosa oración, pequeña, para rezar este mes. ¿La decimos juntos ahora? ‘Jesús, que mi corazón se parezca al tuyo. Otra vez: ‘Jesús, que mi corazón se parezca al tuyo’”.

Cabe destacar que también el Video del Papa para el corriente mes de junio llama a recorrer un camino lleno de compasión, capaz de transformar nuestra vida y la de nuestro prójimo, con la esperanza de acercarnos más al Corazón de Jesús.

UNA FIESTA TAN QUERIDA POR EL PUEBLO CRISTIANO

Mientras hace apenas dos días, antes de concluir la Audiencia General del miércoles 17 de junio sobre el tema de la oración de Moisés —cuya catequesis impartió desde la Biblioteca Privada del Palacio Apostólico—, en sus saludos el Papa recordaba la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús que se celebra hoy, definiéndola “una fiesta tan querida por el pueblo cristiano”. De ahí su invitación:

“Los invito a descubrir las riquezas escondidas en el Corazón de Jesús, a aprender a amar al prójimo”.

SUGERENCIA DEL PAPA EN ESTE DÍA TAN ESPECIAL

De la misma manera, al saludar a los fieles de lengua española que, como todos los demás, seguían esta catequesis a través de los medios de comunicación social, el Santo Padre recordaba la celebración de hoy diciendo que en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús se celebra la Jornada de santificación sacerdotal. De ahí su sugerencia en este día tan especial:

“Los animo a rezar por los sacerdotes, por su párroco, por aquellos que están cerca de ustedes y conocen…, para que a través de su oración el Señor los fortalezca en su vocación, los conforte en su ministerio y sean siempre ministros de la Alegría del Evangelio para todas las gentes”.

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Fuente: www.vaticannews.va

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