No te preocupes, nadie se va a enterar

El mal, aunque no se vea, sigue estando mal y teniendo sus consecuencias, aunque no las veamos.

Una reacción típica de un niño pequeño cuando hace alguna travesura es intentar disimularla y procurar que nadie se entere. Y esta misma tentación de esconder los trozos del plato roto la tenemos todos cuando hacemos algo que sabemos que no está bien. Sin embargo, a pesar de que podamos disimular (e incluso consigamos que nadie nos descubra), nuestra conciencia no nos deja tranquilos. De tal modo que, por un lado, tenemos la tentación de esconder nuestro pecado y por otro el deseo de paz interior.

No en vano, el propio san Ignacio de Loyola, en los Ejercicios Espirituales nos habla de esta tentación al decirnos que “cuando el enemigo de natura humana trae sus astucias y suasiones a la ánima justa, quiere y desea que sean recibidas y tenidas en secreto. Mas cuando las descubre a su buen confesor, mucho le pesa; porque colige que no podrá salir con su malicia comenzada, en ser descubiertos sus engaños manifiestos” (Ej. 326). Sin embargo, el mundo de hoy nos tienta con hacer lo que queramos sin importarnos los demás o lo que piensen (a veces bajo aparentes anonimatos como el que nos hacen creer que tenemos las redes sociales).

Frente a esta tentación, encontramos que una de las imágenes más potentes de la Pascua es el encendido del cirio pascual, simbolizando cómo la luz se hace presente en la tiniebla, disipándola y enseñándonos el Camino seguro por el que transitar. Y es que Dios (y la consolación que Él nos trae) se hace presente en la luz y en la verdad y no en la oscuridad de la mentira. Nos invita a ser auténticos y, en el caso de equivocarnos, a pedir perdón por ello y así poder intentar “rehacer ese plato que hemos roto». Porque el mal, aunque no se vea, sigue estando mal y teniendo sus consecuencias, aunque no las veamos.

Una de las imágenes más potentes de la Pascua es el encendido del cirio pascual, simbolizando cómo la luz se hace presente en la tiniebla, disipándola y enseñándonos el Camino seguro por el que transitar.


Fuente: https://pastoralsj.org / Imagen: Pexels.

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