Obispos de la UE defienden más integración: “Europa es un proyecto al que no se debe renunciar”

El cardenal Marx, sobre el proyecto común: “no se puede volver atrás”. “Europa, no te retires a tu mundo. No defiendas tu bienestar de forma que aparezca como un muro”.

Coraje, orgullo y confianza. Son las tres virtudes que la Iglesia europea quiere aportar a los pueblos e instituciones comunes del continente en el proceso de refundación por el que pasan actualmente, tras las “ásperas” crisis social-cultural, política y económica. Según el cardenal Reinhard Marx, “esta es la hora de Europa y también nosotros, como Iglesia, debemos recoger el reto”.

Del 27 al 29 de octubre, en el Vaticano, en el Aula Nueva del Sínodo, se lleva a cabo el Congreso “Repensar a Europa: contribución cristiana al futuro de la UE”, organizado por la Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE) en colaboración con la Santa Sede, con ocasión del 60 aniversario de la firma de los Tratados de Roma (25 de marzo 1957).

Europa debe continuar con su evolución, también y precisamente a causa de las crisis del pasado. No hay marcha atrás, asegura el cardenal Marx, presidente de los obispos europeos. “Queremos crear un ámbito en el cual lograr tomar nuevo coraje”: es este el punto focal resaltado por el cardenal Marx.

“Estamos en un proceso de búsqueda, en una fase de orientación en la cual debemos decidir cuál deberá ser el destino de Europa en el futuro, en los próximos 20 o 50 años… ¿Cuál es el objetivo?”. Estas son las interrogantes que se plantea el cardenal Marx. Las crisis siempre han existido, las más recientes han sido más bien “ásperas”, y la Iglesia quiere dar su contribución para volver a encontrar coraje.

EUROPA: UN PROYECTO AL QUE NO SE DEBE RENUNCIAR

“Europa es un proyecto al que no se debe renunciar. Es una experiencia única en la historia de la humanidad, el hecho de que pueblos y naciones hayan decidido libremente renunciar a una parte de su soberanía para trabajar juntos y nunca más declararse la guerra unos contra otros y colaborar para obtener ventajas comunes y el bienestar de los pueblos en su singularidad, en el respeto de los derechos humanos, con la democracia, con la ayuda de las Constituciones, con el Estado de derecho, es un hecho grandioso. A veces es necesario recordarlo: la tendencia a olvidar es fuerte…”.

El purpurado menciona un segundo punto: la necesidad de una mayor solidaridad y subsidiariedad para Europa. Son estos dos conceptos estrechamente unidos en la Doctrina social.

UNA MAYOR SOLIDARIDAD

El tercer punto, en el elenco que la Iglesia ha preparado para afrontar el diálogo: ¿Qué representa Europa para el mundo? “¿Sobre cuáles valores fundamentales se basa Europa? Es también este un aspecto que debemos testimoniar al mundo; y ¿quién tiene el papel de exponerse por el ‘gran desarrollo de la humanidad’, precisamente en la época actual en la que la voz de los Estados Unidos se ha vuelto un poco difícil? Pensemos en la cuestión del clima, en el gran concepto expresado por el Papa, de la ‘casa común de la Creación’; pensemos en el hecho que debemos estar presentes para todos, para que los pobres estén siempre en nuestro horizonte junto a la generación futura. Europa tiene en esto una grandísima responsabilidad, y probablemente el Papa lo reiterará con ocasión del Congreso. A Europa le corresponde un papel importante. Esta es la hora de Europa y también nosotros, como Iglesia, debemos recoger el reto”.

El prelado alemán no contempla la posibilidad de dar marcha atrás: es un camino equivocado, asegura. “No se puede volver atrás: jamás se debe retroceder, sino siempre ir adelante”.

Uno de los obispos que se dirigirá a los participantes (la tarde del sábado 28) es el Obispo de Roma, el Papa Francisco. Ha sido él quien ha alentado a la organización conjunta de este Congreso entre COMECE y el Vaticano, y así ha demostrado una vez más que Europa no le es indiferente, sino que, como dice de sí mismo, él viene del “fin del mundo”.

En cambio, ha irritado y golpeado en este nuestro “fin del mundo” una expresión que él ha introducido en uno de sus discursos dirigidos a Europa, el concepto de la “abuela estéril”. “La preocupación del Papa detrás de esta forma de decir es: ¿Europa tiene aún ganas de futuro y de vida? Esta encuentra expresión en la pregunta si estoy dispuesto a fundar una familia, a traer hijos al mundo… Este es un impulso importante: Europa, eres parte del futuro. No te retires a tu mundo cerrado. No defiendas tu bienestar de forma que aparezca como un muro. La Europa amurallada y aquello que sucede a su alrededor, no interesa: eso es estéril. Juan Pablo II ha repetido a menudo en manera muy positiva: ‘Europa significa apertura’. Esta expresión ha sido el faro que me ha guiado en mi compromiso por Europa”. (C.D/RV)

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Fuente: www.periodistadigital.com/religion

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