Papa Francisco pide que los pobres estén en el centro de la vida de la Iglesia

“Nos hará bien acercarnos a quien es más pobre que nosotros, recordándonos lo que verdaderamente cuenta: amar a Dios y al prójimo”, dijo el Pontífice, en la celebración de la primera Jornada mundial de los pobres.

En el marco de la celebración de la primera “Jornada mundial de los pobres” (instituida por el Papa Francisco con la carta apostólica Misericordia et misera al final del Jubileo extraordinario de la Misericordia), este 19 de noviembre, el Obispo de Roma celebró la Santa Misa en la Basílica de San Pedro.

Reflexionando sobre el Evangelio del XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, que nos habla de dones, el Papa recordó que todos somos destinatarios de los talentos de Dios, “cada cual según su capacidad”. “En efecto —precisó— debemos reconocer que tenemos talentos, somos “talentosos” a los ojos de Dios. Por eso ninguno puede creerse tan pobre que no pueda dar algo a los demás”.

Por eso el Santo Padre alertó sobre la indiferencia hacia los pobres que es el “mirar a otro lado cuando el hermano pasa necesidad, es cambiar de canal cuando una cuestión seria nos molesta, es también indignarse ante el mal, pero no hacer nada. Dios, sin embargo, no nos preguntará si nos hemos indignado con razón, sino si hicimos el bien”. Francisco precisó luego que nos hará bien acercarnos a quien es más pobre que nosotros, recordándonos lo que verdaderamente cuenta: amar a Dios y al prójimo. “Solo esto dura para siempre, todo el resto pasa; por eso, lo que invertimos en amor es lo que permanece, el resto desaparece”.

“Hoy podemos preguntarnos: ‘¿Qué cuenta para mí en la vida? ¿En qué invierto? ¿En la riqueza que pasa, de la que el mundo nunca está satisfecho, o en la riqueza de Dios, que da la vida eterna?’. Esta es la elección que tenemos delante: vivir para tener en esta tierra o dar para ganar el cielo. Porque para el cielo no vale lo que se tiene, sino lo que se da, y ‘el que acumula tesoro para sí’ no se hace ‘rico para con Dios’ (Lc 12,21)”.

El Pontífice deseó que el Señor, “que tiene compasión de nuestra pobreza y nos reviste de sus talentos, nos dé la sabiduría de buscar lo que cuenta y el valor de amar, no con palabras sino con hechos”, porque “todos somos mendigos de lo esencial, del amor de Dios, que nos da el sentido de la vida y una vida sin fin”.

ANGELUS: “QUE LOS POBRES ESTÉN EN EL CENTRO”

Al final del rezo del Ángelus, el Papa Francisco volvió a referirse a la Jornada mundial de los pobres y a sus múltiples iniciativas en Roma y en las diócesis de todo el mundo. “Que los pobres estén en el centro de nuestras comunidades no solo en momentos como este, sino siempre; porque ellos están en el corazón del Evangelio, en ellos encontramos a Jesús que nos habla y nos interpela a través de sus sufrimientos y sus necesidades”, auguró, recordando especialmente a las poblaciones que viven una dolorosa pobreza a causa de la guerra y de los conflictos.

Con este motivo, el Papa renovó a la comunidad internacional un apremiante llamamiento “a comprometer todo esfuerzo posible” para favorecer la paz, en particular en Oriente Medio. Francisco dirigió un pensamiento especial al “querido pueblo libanés” y sus oraciones por la estabilidad de ese país, “para que —aseguró— pueda continuar siendo un mensaje de respeto y convivencia para toda la Región y para el mundo entero”.

En sus palabras, el Papa recordó también la reciente beatificación en Detroit del capuchino Francisco Solano, a la tripulación del submarino militar argentino, por la cual elevó sus oraciones, y la Jornada del recuerdo por las víctimas de accidentes de tráfico. El Obispo de Roma alentó “a la prudencia y al respeto de las reglas”.

Finalmente, Francisco saludó a los numerosos fieles y peregrinos de Italia y de todo el mundo, especialmente a los de la República Dominicana, y a la comunidad ecuatoriana residente en Roma, que está festejando a la Virgen de El Quinche.

ALMUERZO CON PERSONAS EN SITUACIÓN DE POBREZA

Después de la Santa Misa y del rezo del Ángelus, el Papa Francisco almorzó en el Aula Pablo VI con 1.500 personas menesterosas, compartiendo un momento de fiesta.

Otras 2.500, que también habían participado en esta Jornada mundial de los pobres, provenientes de distintas diócesis del mundo, fueron hospedadas en otros comedores de Roma, preparados para esta ocasión.

Para todos ellos y las personas que colaboraron en la iniciativa solidaria, las palabras de saludo y de bendición del Papa:

«¡Bienvenidos a todos! Preparémonos para este momento juntos: cada uno de nosotros con el corazón lleno de buena voluntad y de amistad hacia los demás, compartir el almuerzo y deseándonos lo mejor los unos a los otros. Y ahora roguemos al Señor que nos bendiga, que bendiga esta comida, bendiga a aquellos que la han preparado, bendiga a todos nosotros, bendiga nuestros corazones, nuestras familias, nuestros anhelos, nuestra vida y nos dé salud y fortaleza. Amén.

También una bendición a todos aquellos que están en otros comedores en Roma, porque hoy en Roma hay muchos comedores como este. Un saludo y un aplauso desde aquí para todos…».

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Fuente: http://es.radiovaticana.va / www.iglesia.cl. Imagen: L’Osservatore Romano.

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