Sr. Director:
El reciente rechazo a la errada propuesta de permitir por cuarta vez el retiro de un porcentaje de los fondos de pensiones debiera ser una invitación a buscar un acuerdo nacional para el logro de un sistema de pensiones justo y sustentable.
Hace algún tiempo esta tarea pareció contar con una adhesión transversal en el mundo político y social. Sin embargo, ya se cuentan doce años desde que en el plano legislativo se iniciaron esfuerzos para alcanzarlo y esto no se ha conseguido. Hoy los diagnósticos con los que se venía trabajando quedaron obsoletos después de los retiros de fondos previsionales por un total aproximado a los US$ 50 mil millones. Poco más de dos millones de personas quedaron sin saldo alguno en sus cuentas.
Ahora, un primer paso es asumir qué queremos hacer. ¿Mejorar el monto de las pensiones? ¿Eliminar la capitalización individual y/o avanzar a una mayor solidaridad? ¿Profundizar su carácter mixto? ¿Eliminar las AFP, perfeccionar el sistema vigente o crear un sistema único estatal? Tener claridad hará más fácil el avance. Si el objetivo es mejorar las pensiones, debemos aumentar la recaudación y el ahorro, lo que aplica a cualquier sistema.
Hay que reconocer, por otra parte, que la focalización en base a la que se construyó el pilar solidario hoy está cuestionada. ¿Avanzaremos en su ampliación o cambiaremos el paradigma?
Sabemos que sin ahorro no hay pensiones, pero para incentivar ese ahorro se debe retribuir a sus aportantes con beneficios que sean acordes con sus contribuciones. Se necesita un círculo virtuoso de ahorro para que haya equidad aporte-beneficio.
Al mismo tiempo, no basta con mostrar un buen manejo de los fondos. Quienes los administran tienen el deber de ser y actuar como entidades de seguridad social, y el Estado debe vigilar su funcionamiento y proponer, siempre a tiempo, ajustes paramétricos para evitar sorpresas. Un sistema robusto implica un mecanismo que alerte sobre los cambios demográficos y se actualice oportunamente.
Una vez diseñado este nuevo modelo, es necesario establecer con claridad sus etapas y gradualidad. Cualquier cambio en el sistema generará impactos en el mercado laboral, en el financiero y en la vida de las personas.
Finalmente, hay que tener presente que importa mucho que las personas comprendan cómo opera un sistema. La negativa norma que permitió el retiro de fondos hizo que muchos afiliados comprobaran concretamente la propiedad de sus ahorros. Ojalá ahora se pudiera aprovechar la oportunidad de cambio para que el nuevo sistema sea entendido y entonces legitimado por todos.
María José Zaldívar