El presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela inauguró la 110a Asamblea Ordinaria Plenaria del Episcopado de ese país. Entre los temas tratados, la realidad eclesial, la próxima visita Ad limina de los obispos venezolanos al Vaticano y la difícil situación nacional.
“El pueblo va hablando, se va sintiendo, va alzando cada día su voz”. “Es la otra Venezuela que va despertando poco a poco, la Venezuela de la mayoría que se ha sentido engañada, pero que cada día se hace más consciente de su situación y se hace más solidaria”: es uno de los pasajes pronunciados, el pasado 7 de julio, por el presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), Mons. José Luis Azuaje Ayala, arzobispo de Maracaibo, con ocasión de la apertura de la Centésima Décima Asamblea Ordinaria Plenaria del Episcopado Venezolano.
El presidente de la CEV abrió la plenaria de los obispos venezolanos reunidos, como él mismo dijo, “en un clima de cercanía eclesial, ferviente oración, discernimiento pastoral y diálogo respetuoso”, dirigiendo primero una mirada a la realidad eclesial, no solo del país —entre los temas tocados, también la inminente visita Ad limina de los obispos venezolanos al Vaticano), y centrándose, en la segunda parte, en la realidad social.
DIFÍCIL MOMENTO PARA EL PAÍS
Mons. Azuaje reitera la preocupación de la Iglesia venezolana por la situación política y económica que está viviendo el país, después de las elecciones presidenciales —cuya legitimidad ha sido contestada por gran parte de la comunidad internacional— y la confirmación a la presidencia de Nicolás Maduro: “Después de unas elecciones presidenciales que han generado más dudas que certezas, en la actual condición del país, el pueblo se hace algunas preguntas: y ahora ¿qué vamos a hacer?, ¿cuál es el camino a recorrer?, y hace una de las afirmaciones más sentidas: vivimos desesperanzados ante una situación injusta que nos ahoga”.
PERVERSAS IDEOLOGÍAS Y SISTEMA DE GOBIERNO
Ante esta situación, el presidente de la CEV cita una frase de Juan Pablo II sobre el poder de Dios, no obstante la debilidad de la cruz: “El amor vence siempre, ese amor que está clavado en la Cruz, en los crucificados que va dejando esta perversa ideología y sistema de gobierno; pero ante esto, debemos recordar que el amor vence siempre, y venció desde la Cruz, desde los crucificados, desde el no hombre, desde la nada, desde la muerte”.
RECONSTRUIR LA SOCIEDAD CIVIL
“Como ciudadano me pongo a pensar en las oportunidades de desarrollo que se han perdido en el país —continúa Mons. Azuaje—; por un lado, ante la implantación de un modelo político, como es el modelo totalitario y hegemónico por el que lucha una minoría, que ha generado pobreza en el pueblo; y, por otro lado, un liderazgo opositor fragmentado, con proyectos individuales que apuntan a la toma del poder sin un proyecto país”.
Sin embargo —prosigue— “es la otra Venezuela que va despertando poco a poco, la Venezuela de la mayoría que se ha sentido engañada, pero que cada día se hace más consciente de su situación y se hace más solidaria, sencilla, sin arrogancia; son personas de nuestros pueblos”.
Y por estas personas —señala Mons. Azuaje— “es la apuesta de nuestra Iglesia en salida y de tantas instituciones nacionales e internacionales”. “Es un clamor, despertar y reaccionar —agrega—, es el momento del encuentro como país. Debemos recordar que los cambios vienen de las periferias”.
El arzobispo de Maracaibo explica también que es fundamental “reconstruir el liderazgo social, no solo desde las cúpulas, sino desde las bases sociales”. Y en esta reconstrucción señala la “necesidad de unidad”, de “búsqueda de puntos comunes, y de dejar la arrogancia política de la perfección”.
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Fuente: www.vaticannews.va