¿Por qué Jesús muere en la cruz?

Nos conmueve y cuestiona que él, un hombre bueno que curaba, predicaba el perdón y compartía con los marginados, haya terminado azotado y crucificado.

En Semana Santa recordamos dos acontecimientos que marcaron la historia de la humanidad. El primero, que un judío del siglo I, llamado Jesús de Nazaret, fue crucificado a petición de las autoridades judías por considerarlo peligroso y blasfemo, ya que afirmaba ser el Mesías y el hijo de Dios. El segundo es un hecho aún más asombroso: sus discípulos testimonian que al tercer día habría resucitado.
Estos hechos pueden ser puestos en duda, al menos en lo referente a la resurrección y a la condición de hijo de Dios de Jesús. Sin embargo, para los creyentes, las dudas no tienen que ver con la veracidad de estos sucesos, sino con su sentido: ¿Por qué el Hijo de Dios muere en la cruz? ¿Cómo Dios pudo permitir algo así? ¿En qué sentido esta muerte y este dolor son una respuesta a nuestro propio sufrimiento?
Hay algo en la muerte de Jesús que nos conmueve y cuestiona profundamente. ¿Por qué un hombre bueno, que curaba enfermos, expulsaba demonios, predicaba el perdón y compartía con los marginados, terminó así, maltratado, insultado, azotado y crucificado? Este cuestionamiento también nos lo hacemos por las situaciones que suceden hoy a nuestro alrededor. La realidad del dolor nos golpea, especialmente el del inocente que sufre injusticias, maltrato y abusos de parte de otros seres humanos, y también sufre embates naturales, como las enfermedades, los terremotos y las muertes prematuras. No hay ninguna duda: el mundo está lleno de dolor y sus causas no son fáciles de precisar.
¿Por qué el Hijo de Dios muere en la cruz? ¿Cómo Dios pudo permitir algo así?
La razón por la que Dios quiso salvarnos a través de la cruz y no por otro medio nos lleva, sin duda alguna, al límite de nuestra comprensión. La respuesta de Jesús a los discípulos de Emaús nos remite a las escrituras: “¡Qué poco perspicaces sois y qué mente más tarda tenéis para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso para entrar así en su gloria?” (Lc 24, 25-26). Sin embargo, el cumplimiento de una profecía no es suficiente ya que podríamos preguntarnos legítimamente el porqué de esa profecía. Es por esta razón que muchos teólogos han intentado responder por medio de diversos modelos teóricos (el sacrificio expiatorio, la nueva alianza, la figura del siervo sufriente, la liberación de la ley, etc.) y aclarar la necesidad de la cruz.

logo

Suscríbete a Revista Mensaje y accede a todos nuestros contenidos

Shopping cart0
Aún no agregaste productos.
Seguir viendo
0