“Que seamos realmente una Iglesia acogedora, que se alegra y celebra. Un espacio donde todos nos sentimos iguales”

La Hna. Carmen Gloria Mancilla y la Hna. Silvia Coloma, religiosas que son parte de la delegación chilena en la Asamblea Sinodal del Cono Sur, cuentan detalles de la tercera jornada del encuentro regional.

Carmen Gloria Mancilla, religiosa SSCC, relata que en el tercer día reflexionaron en torno a la misión, a la comunión y a la corresponsabilidad, lo que “ha sido súper interesante también desde la mirada del conversatorio espiritual, siguiendo los pasos en nuestros grupos y también en el plenario. Mirar cómo llegamos a estos acuerdos, el sentir esta ministerialidad, el sentir el papel de la mujer, este llamado, en este camino de la sinodalidad”. La hermana añade que “ha sido valioso también sentir que el Espíritu nos habla, sentir que este camino de sinodalidad al que nos ha invitado el Papa Francisco lo vivimos desde nuestro carisma desde la vida religiosa, desde la vida laical, toda común dignidad de bautizados, y agradecemos, porque siendo aquí tantos y en diversos grupos —también en diversas lenguas—, el Espíritu nos motiva a dar pasos para caminar”.

“Este camino de sinodalidad al que nos ha invitado el Papa Francisco lo vivimos desde nuestro carisma desde la vida religiosa, desde la vida laical…”

Por su parte, Silvia Coloma, de la Congregación Compañía de María, agrega que el encuentro “ha sido realmente un espacio de practicar, dialogando, la fuerza que tiene la experiencia de la sinodalidad. Hemos logrado sentirnos realmente un solo cuerpo con diversidad de dones, con diversidad de expresiones. Por ejemplo, celebramos el Día de la Mujer: todos lo que se sintieron convocados a celebrar lo hicimos de una manera muy sencilla, pero también de una manera muy comprometida, abierta”. La religiosa destaca que todo lo que se va viviendo, haciendo experiencia de sinodalidad, “implica también para nosotros, nuestra Iglesia, un gran desafío para continuar haciendo este caminar, y no que esto se quede solamente en la expresión, o unas palabras, o un documento. Si no que, lo que hemos vivido acá, lo podamos transmitir, lo podamos compartir, para hacerlo una práctica, una vivencia. Que seamos realmente una Iglesia acogedora, una Iglesia que se alegra, una Iglesia que celebra y que no mira de dónde vengo, ni quién soy, sino realmente un espacio donde todos nos sentimos iguales y participando de la vivencia del Espíritu y de nuestra fe”.


Fuente: Comunicaciones CECh, www.iglesia.cl / Imagen: Iglesia.cl

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