Reflexión de fin de año del Director Internacional del JRS: Acompañamiento en acción

El espíritu es generoso, la atención es tangible: el acompañamiento del Servicio Jesuita a Refugiados en acción.

El pueblo que andaba en tinieblas
ha visto gran luz;
a los que habitaban en tierra de sombra de muerte,
la luz ha resplandecido sobre ellos.
(Isaías 9:2)

Queridos amigos,

Fui bendecido con la oportunidad de visitar el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) Rumania a principios de este mes. A medida que el frío y la destrucción aérea descienden sobre Ucrania, más gente debe marcharse y muchos encuentran el camino hacia el JRS en Bucarest.

Nuestra oficina allí es un edificio multiusos rodeado de casas y pisos. Es la oficina del JRS más ocupada que he visto nunca: días llenos de personal atendiendo necesidades, donde se ofrecen programas, y ucranianos y rumanos y muchos más trabajando codo con codo. Al lado está la antigua oficina y los dormitorios, que se están reconstruyendo para satisfacer las necesidades de los refugiados actuales. El espíritu es generoso, la atención es tangible: el acompañamiento del JRS en acción.

Uno de los muchos programas fuera de las instalaciones es un programa escolar de tarde para niños ucranianos que reciben clases en línea por la mañana. Se reúnen en escuelas rumanas, aprenden matemáticas, arte, rumano, inglés. Sus profesores son ucranianos, obligados a huir también. Conocí a la directora, que me dijo clara y apasionadamente: “Gracias por dejarnos enseñar. Gracias por tratarnos como seres humanos. No queremos que nos traten como refugiados”.

Uno de los muchos programas fuera de las instalaciones es un programa escolar de tarde para niños ucranianos que reciben clases en línea por la mañana. Se reúnen en escuelas rumanas, aprenden matemáticas, arte, rumano, inglés.

Para ella, ser tratados como refugiados significa ser dejados de lado, abandonados a su suerte. Nuestra misión es la contraria: los que se ven obligados a huir son nuestros hermanos. Al caminar con ellos, apoyamos su esperanza, la esperanza de una vida mejor que les llevó a abandonar su hogar. Gracias por caminar con ellos y con nosotros, para que ―incluso en medio de un mundo imperfecto y a veces hostil― la esperanza no falle.

Les deseo a cada uno de ustedes un año 2023 lleno de alegría y esperanza.

Rev. Thomas H. Smolich sj
Director internacional del JRS


Fuente: https://jrs.net/es / Imagen: Servicio Jesuita a Refugiados.

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