Religiosos cubanos denuncian situación socioeconómica insostenible

Salarios insuficientes, desabastecimiento, falta de asistencia a los más vulnerables, son solo algunos de los argumentos tratados por los religiosos y religiosas que exhortan al gobierno a un cambio de ruta que traiga bienestar y tranquilidad a todos los cubanos.

La vida consagrada de la provincia de Camagüey, una veintena de congregaciones de religiosos y religiosas, dirigen una Misiva a las autoridades provinciales en la que exponen la difícil situación que está atravesando la población cubana, problemas estructurales que se han agravado profundamente con la pandemia.

“Las personas están cansadas y estresadas, lo que deteriora las relaciones sociales, familiares y personales. Sentimos que el pueblo no aguanta más, es una situación insostenible. La población desea alternativas factibles que encaminen al país hacia el desarrollo y el bienestar social”, afirman los religiosos.

CLAMOR DE LOS CUBANOS

La carta presenta una lista de “los actuales clamores de los cubanos” que abre con los salarios insuficientes y alza de precios, al punto de no permitir a muchas personas comprar productos alimenticios y de aseo necesarios para una vida digna. Un poder adquisitivo que se vino abajo también por el alza de los precios en las tiendas del Estado, en los particulares y en el mercado negro.

Esta situación —explica la nota— se refleja también en el área de salud, donde las dificultades para obtener medicamentos para enfermedades comunes, crónicas o psiquiátricas son “causa de angustia, sufrimiento y agotamiento”.

Y así como ante las farmacias las colas son interminables, el desabastecimiento en las tiendas que funcionan con la moneda nacional (peso cubano o CUP) no permite a las familias que no tienen manera de adquirir moneda en divisa extranjera (CUC) “adquirir los productos que requieren para cubrir sus necesidades básicas”. Pero tampoco pueden adquirir formalmente la moneda extranjera en ninguna institución financiera estatal. Por lo tanto, están a merced de la especulación de la economía informal. “Están prácticamente con las manos atadas sin oportunidades”, denuncian los religiosos.

El aumento de los precios de los servicios públicos hasta diez veces más en poco tiempo ha privado a muchas familias de esos servicios y la atención a los más vulnerables por parte de los trabajadores sociales no tienen seguimiento, “no se materializan las promesas”. La situación es similar en los comedores sociales, donde muchos ancianos no acceden al almuerzo y comida durante el mes completo y su pensión no les alcanza para su mantenimiento.

El hacinamiento en las viviendas, por demás deterioradas por el paso del tiempo y/o los embates climatológicos, son ambientes propicios —afirman los religiosos— para los conflictos familiares y los abusos verbales, físicos y sexuales. Y observan que los trabajadores por cuenta propia y cooperativas no perciben aún “la liberación de las fuerzas productivas anunciadas, en cambio se aprecian muchas trabas que no les permiten crecer.

REPLANTEARSE EL CAMINO

Ante esta difícil situación que cotidianamente comparte en su acompañamiento al pueblo cubano, la vida consagrada exhorta a las autoridades de Camagüey a asegurar precios asequibles de la canasta básica; abastecer las tiendas en CUP, que es la moneda nacional en la que se realizan los pagos salariales; hacer efectiva la liberación de las fuerzas productivas del país, tanto estatales como no estatales; a realizar con gradualidad los aumentos de los servicios públicos y establecer tarifas tomando en cuenta el poder adquisitivo de la población.

En cuanto al sector sanitario, se pide fundamentalmente abastecer las farmacias y aceptar las ayudas humanitarias, liberando contenedores parados en aduana y recibiendo otros que puedan arribar al país. Además, hacer efectiva la asistencia social a través de la optimización de la labor de los trabajadores sociales, así como la sensibilización del personal en general en cuanto a la dignidad humana de las personas más vulnerables.

FALTA DE CONFIANZA Y LIBERTAD

Por último, la nota señala también que “la gran mayoría del pueblo no se siente en confianza y libertad para expresar lo que piensa en diversos ambientes sociales, tampoco para acercarse a las autoridades de distintos niveles y áreas, y solicitar lo que creen, expresar lo que necesitan o sugerir alternativas”, y agrega que “existe miedo a la exclusión”.

De allí el llamado de los religiosos a “crear espacios de diálogo igualitario entre el Estado y los diversos actores sociales, sentarse juntos a una misma mesa para buscar alternativas y unir esfuerzos para sacar adelante nuestro país, que está viviendo una situación crítica”.

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Fuente: www.vaticannews.va

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